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El ciclocross, una pasión y «una pequeña locura cada fin de semana» para unai Yus

El placer por competir. Ése es el lema de Unai Yus, «disfrutar y flagelarse» en los circuitos de ciclocross. No le importa tanto el resultado y ganar, sino gozar y competir, manchándose de barro de octubre a febrero. Es su principal motivación. El día que se le acabe, lo dejará.

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Todavía tiene cuerda para rato, tal y como demostró esta semana en la presentación de su temporada de ciclocross. No fue una puesta de largo para señalar sus objetivos y concretar dónde le gustaría ganar. Fue más que nada un agradecimiento a los patrocinadores que le permiten continuar con su «pequeña locura».

Por encima de todo, Yus es un «competidor a tope» y sale a cada carrera «a darlo todo y, si gano, mejor», pero especialmente quiere pasárselo bien. Donde muchos sufren, aunque lo vean desde la barrera, él pasa con una sonrisa. Es feliz en el barro.

«Regreso a la batalla de cada fin de semana porque sigo teniendo hambre de competir, de pelear», revela con orgullo. «Todavía no he encontrado nada que me motive tanto como mancharme de barro. Es agonía. Es dolor. Es sufrimiento. Es frío. Es agua. Es barro. Es lo mejor», exclama.

No ha perdido la ilusión de aquel niño que con pantalones vaqueros y la bicicleta de su padre debutó en su primera carrera en escuelas en la Iturribero Txirrindularitza Ikastola, donde coincidió con los hermanos Beloki y Kintana, todos gasteiztarras y profesionales después. Y con el paso de los años y después de muchas ilusiones y alegrías, y algunas penas, Yus mantiene intactas sus ganas por competir y disfrutar, algo que desgraciadamente no es demasiado común en los tiempos que corren.

«Me divierto y quiero seguir haciéndolo. Es una pequeña locura, desde octubre a febrero cada fin de semana», destaca. Sabe que no es un profesional, se tiene que ganar la vida y trabaja ocho horas en la empresa de BH, y asume su cambio de rol. Campeón de España en 2006, buscó ganarse la vida después de competir en lo más alto en carretera, en la Vuelta a España, ser protagonista en la Klasika Donostia o terminar una París-Roubaix con el Bouygues Telecom, un equipo francés del que no guarda desde luego un buen recuerdo por el trato y las acusaciones que recibió entonces.

De la molestia a la élite

Yus llegó a la élite gracias a su constancia y al apoyo de su familia y su novia Saioa. Pasó por el CC Zuyano y la SC Vitoriana y en juveniles ya fue tercero en un Campeonato de España de ciclo-cross y participó en un Campeonato del mundo. Debutó en aficionados en el SVC Seguridad y formó parte del histórico Kaiku de Juanikorena. A punto estuvo de colgar la bicicleta y en Portugal le dieron una oportunidad. No la desaprovechó y desde 1999 hasta 2003 disfrutó del ciclismo portugués, modesto económicamente pero que le permitió dar pedales, pelearse en cada carrera y disfrutar. Joseba Beloki se lo llevó a La Boulangere, su amigo y líder salió rebotado y él después en 2006. Entonces corrió con la élite y las grandes carreras, y seguramente fue cuando menos feliz fue.

Ahora las «victorias y ganar carreras han pasado a un segundo plano, el principal objetivo es divertirme. Mi prioridad es disfrutar de cada carrera y por eso voy escogiendo las pruebas y circuitos que más me atraen».

Seguirá en el barro mientras que pueda competir a un nivel digno y compaginarlo con sus obligaciones laborales. «Es complicado, pero si haces lo que te gusta es más fácil, si fuera una obligación sería diferente. Esta pasión me hace evadirme del trabajo, del estrés, me da vida, seguiré corriendo, vinculado hasta que esté motivado».

Correrá en el barro extranjero, seguramente donde más disfruta metiéndole el codo y enseñando el manillar a Nys y a los grandes campeones. Tiene el ciclocross un componente de evasión para Yus. Durante una hora vuela, como en un sueño, y se olvida de todo. Sube la adrenalina y goza como un juvenil en el barro.

No se marca grandes metas. Su objetivo es estar cerca de los que exclusivamente se dedican a ello y estar en la pelea. Descarta el Mundial, pero sí tiene la ilusión por ser seleccionado para Igorre y salir a por todas en el Campeonato de España.

La temporada del barro acaba en marzo, y no crean que aparca la bicicleta: carretera, mountain bike, duatlón... «Sólo me falta el triatlón», dice con una sonrisa. «Sirven para mantenerme y flagelarme, competir es en definitiva mi hobby», concluye.

Unai IRARAGORRI

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