Una multitud arropó ayer a los familiares de la tripulación del «Alakrana» en una mañana de climatología más que desapacible en la que viento y agua sacudieron los desguarecidos muelles del puerto viejo de Bermeo.

Media hora antes del inicio de la concentración, cientos de ciudadanos se encaminaban hacia el puerto, donde se había habilitado un recinto vallado, que fueron ocupando representantes de instituciones y partidos políticos.

A las 12.00 el sonido de la sirena de la lonja del puerto marcó el inicio de la concentración. Los familiares, que se situaron en primer plano, abrieron una extensa pancarta con el lema «Gure arrantzaleak askatu», lo que obligó a la representación política a lidiar bajo los paraguas para asegurar un buen plano ante las cámaras.

Los primeros minutos de la concentración, con el sonido de la sirena de fondo, hicieron aflorar las emociones entre los familiares, que volvieron a abrazarse para aguantar los 15 minutos de silencio sacudidos por un aguacero incesante, que no restó participación al acto.

Una amplia representación de todas las formaciones políticas, especialmente del PNV, que ayer llevó a Bermeo a prácticamente todos sus cargos internos y al frente de las instituciones, se situó al lado de las familias, espacio en el que también se pudo ver a la portavoz del Ejecutivo de Lakua, Idoia Mendia, acompañada de la consejera de Pes-ca, Pilar Unzalu. La presidenta del Parlamento de Gasteiz, Arantza Quiroga, también tuvo que hacerse un sitio en primera plana para aparecer junto a la pancarta.

La izquierda abertzale también había llamado a la ciudadanía y a su militancia a acudir a la concentración de Bermeo.

Al término de la concentración, los aplausos dieron paso a los correspondientes saludos de los políticos a los familiares. Entre ellos, un joven portaba una camiseta blanca con la leyenda «Aupa tío Gaizka. Animo Alakrana». En medio de un vendabal, cuando los familiares abandonaban el muelle, una mujer del grupo sufrió un desmayo y fue trasladada en brazos hasta los servicios sanitarios que se encontraban en el muelle.

A diferencia de la primera movilización y en consonancia con el papel activo que han tomado en los últimos días, los familiares demostraron ayer que siguen en la tónica de romper el silencio en un clima de descrédito hacia el papel desempeñado por instancias gubernamentales y judiciales en las negociaciones. Argi Galbarriatu, hermana del capitan del atunero, reunió a la prensa en los pórticos más cercanos al muelle para comunicar que los piratas no exigen la liberación de los dos detenidos en el Estado español sino su traslado a Somalia para que sean juzgados allí, según hicieron saber a la empresa armadora, Etxebastar Fleet.

Galbarriatu reconoció que este dato y la vuelta al buque de los tres arrantzales que habían sido conducidos a tierra ha supuesto, además de un respiro para los familiares, un gesto de fuerza en un conflicto en el que se les había relegado al papel de víctimas, que únicamente narraban su sufrimiento en esta delicada situación.

De hecho, los familiares insistieron en su determinación de movilizarse «hasta que vuelvan a casa» y pidieron que se pongan en marcha las vías «políticas y jurídicas» que sean necesarias para lograr que se pueda extraditar a Somalia a los dos piratas que se encuentran en Madrid para que sean juzgados en el país africano, proposición que, según apreciaron, habrían aceptado los secuestradores.

Naiara, hija de Ángel Mari Diego, cocinero en el «Alakrana», insistió en que «lo que necesitamos es que los dos somalíes vuelvan a su país», al tiempo que reiteró su petición a instancias gubernamentales para «que hagan lo que tengan que hacer». Sobre el arrope de los políticos, consideró que «poco o nada» han cambiado las cosas.

Jose María Arana, padre de uno de los arrantzales que sufrió el secuestro del «Playa de Bakio», manifestó que su experiencia no tiene nada que ver con la que están viviendo los familiares ahora. «Nosotros nos sentimos arropados. En todo momento estuvimos informados, a diario nos comunicaban cómo estaban las cosas, hasta para decirnos si habían avanzado en algo o no», subrayó. A su juicio, han sido los familiares los que han aportado «un poco de sentido común», porque los políticos «hoy han venido a hacerse la foto», opinó.