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Seismiles Himalaya indio

Expedición eslovena «a vista» en el grupo de los Baghirathis

Los alpinistas Rok Blagus, Luka Lindic y Marko Prezelj firman tres primeros ascensos en el Baghirathi II, III y IV. Tres nuevas rutas con carácter en nieve, hielo y roca. Todas las actividades realizadas en estos seismiles llevan el sello del estilo alpino.

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Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

En esta ocasión no contamos con una de esas actividades extremas en picos de mucha altura que llevan el sello de épica. Y es quizás por ello que el viaje de un mes realizado por los eslovenos Rok Blagus, Luka Lindic y Marko Prezelj al grupo de los Baghirathis en el Himalaya indio nos resulte, si vale la expresión, muy simpático.

Con ello no queremos quitar ningún mérito a las escaladas realizadas por los alpinistas eslovenos; ni mucho menos. La cuestión es que el trío no se metió en la típica tapia con dificultades extremas y a alturas muy considerables. Eso sí, los resultados fueron más que importantes; y es que escalaron tres nuevas rutas en el Baghirathi II, III y IV. Tres primeros ascensos con carácter y en estilo alpino. Un mes de vacaciones que resultó ser un éxito para los protagonistas de estas páginas.

Y hablando de protagonistas. A estas alturas, muchos de los lectores ya se habrán dado cuenta de que por medio está Prezelj. Sí, el veterano alpinista esloveno que cuenta con innumerables actividades de renombre. Para esta expedición, cambió de compañeros de cordada.

«Entusiastas y motivados»

En vez de los habituales Steve House y Vince Anderson, el experiementado escalador, de 44 años de edad, se juntaba con dos prometedoras joyas: Blagus (27) y Lindic (21). Con dos «entusiastas y motivados jóvenes», tal y como señalaba a GARA el propio Prezelj.

Tres alpinistas, tres cimas, tres primeras ascensiones, tres nuevas rutas... En definitiva, tres nuevas actividades en gran pared en los tres atractivos seismiles del grupo de los Baghirathis , en el macizo de Garhwall, Himalaya indio.

Un viaje que duró un mes. Llegaron al campamento base el 4 de setiembre y lo dejaron justo el 4 de octubre. Un viaje con tintes, nunca mejor dicho, de «a vista».

Y lo explicamos. Los tres eslovenos tenían intención de viajar al Himalaya indio, y lo hicieron. Pero el objetivo no eran los Baghirathis, sino un atractivo sietemil: el Rimo I (7.385 m). Pero, como señalan los protagonistas, tuvieron serios problemas con el Ejército indio acerca del tiempo de estancia y otros asuntos.

Como no pudieron solventar estos contratiempos, Prezelj hizo valer su experiencia y, sin apenas pensárselo mucho, propuso a su dos jóvenes amigos ir de expedición al grupo de los Baghiratihis.

Sin información previa

«La verdad es que no soy de esos que me tomo un montón de trabajo recopilando información. Y ya que teníamos cambios de planes, sin más quebraderos de cabeza les propuse ir a los Baghirahits. Sabía que las montañas de esa zona son muy interesantes para la escalada vertical. Y eso fue razón suficiente para viajar a esos seismiles. No me empapé de información antes de nuestra partida; por eso digo que se ha tratado de un viaje a vista», informaba Prezelj.

Pero, para colmo, una vez que llegaron a la capital india, se dieron cuenta que quien realmente metió la pata en este asunto de la estancia no fue el Ejército indio sino el enlance de la expedición que había interpretado erróneamente la sugerencia de los militares. Pero ya no había marcha atrás en la decisión y los tres alpinistas se acercaron al campo base del grupo de los Baghirathis.

Como adelantábamos, el 4 de setiembre llegaban al lugar. Para empezar, tuvieron que soportar una semana de parón por la lluvia, la nieve y las tormentas. Pero todo eso no fue más que un mal espejismo, ya que tuvieron la gran suerte de gozar de 17 jornadas de buen tiempo. Y ninguna de ellas fue desperdiciada.

Una vez que las paredes de esos seismiles se limpiaron, el mismo 15 de setiembre escalaban el Bahirathi IV (6.193 m) por un corredor de nieve y una corta sección de mixto vertical antes de atravesar a la cresta norte, que les llevó a la estrecha cima. Una ruta de 1.000 metros que la han graduado como D+.

Buen calentamiento para su segundo objetivo, que lo firmaron en dos días una semana más tarde, el 21 y el 22. Esta vez se enfrentaban al Baghirathi III (6.454 m). Una ruta mixta en la cara suroeste entre las vías escocesa y checa. «Hicimos un vivac, y las dificultades técnicas fueron de 6b, M5 y WI5. 1.300 nuevos metros con secciones muy interesantes. Llegamos a la cima y descedimos por su lado este».

La joya del viaje

La última actividad, la joya de viaje, fue en el Baghirathi II (6.512 m). La escalada se desarrolló por su cara suroeste y cresta oeste. Otros 1.300 nuevos metros de línea en una escalada que duró tres días (29-30 de setiembre y 1 de octubre). «En general es una vía de mixto, con dificultades de 6b+, M8 y WI6+ (ED+/ABO). Era la línea más obvia. Descendimos por la clásica austriaca de la cara este», explicaba Prezelj.

Para un mes de estancia, el resultado fue realmente interesante: «Fuimos paso a paso, ajustando los planes y las estrategias; no estábamos preocupados por las metas y por los números. Ha sido un éxito de viaje».

También hay que subrayar el estilo utilizado en las tres actividades: en ninguna de las escaladas fijaron cuerda y los que iban detrás del cabeza de cordada no jumareaman los largos. En el Baghirathi II, por ejemplo, cada alpinista escalaba un bloque de cuatro largos. Veteranía y juventud, con trabajos bien repartidos, técnica de compromiso y buena química.

Siguniang (6.250 m), nueva versión rusa «en estado de shock»
baghirathis

Los eslovenos firmaron tres primeras ascensiones en tres seismiles de los Baguirathis: II, III y IV. Fue una expedición de un mes y «a vista».

rutas

Los alpinistas eslovenos catalogan las vías abiertas como muy buenas en roca, mixto y hielo. Las escaladas se realizaron sin fijar cuerdas y en estilo alpino.

Seguimos con seismiles, pero esta vez nos trasladamos hasta el Parque Nacional del Siguniang, en la región china del Sichuan. La montaña lleva el nombre del mismo parque, Siguniang, y se trata de unos de los iconos de China. Un seismil estético y que exige en la mayoría de sus tapias buenas dosis de escalada técnica, tanto en roca como en mixto y hielo.

Es la montaña más alta del parque (6.250 m) y, aunque sea del todo atractiva, se hizo famosa hace sólo 7 años gracias a Mick Fowler y Paul Ramsden. En 2002, estos dos alpinistas escalaron el impresionate couloir norte, unas goulottes empinadas y estrechas con dificultades de WI6 y en estilo alpino. Gracias a esta actividad, los protagonistas se hicieron con el Piolet d´Or de 2003.

Pues bien, el pasado 23 de octubre, los rusos Denis Susko, Andrew Muryshev, Evgeny Korolev y Valery Shamalo terminaban una nueva ruta parcial en la cara noroeste. Tal y como afirman los alpinistas rusos: la primera ascensión de la más larga y técnicamente exigente pared noroeste. Eso sí, no lo pasaron nada bien, ya que la actividad resultó extremadamente peligrosa por las continuas avalanchas de nieve y piedras. Tal es así que los cuatro rusos quedaron muy afectados por la escalada; casi «en estado de shock».

El objetivo principal de los alpinistas era escalar el pilar directo, pero cuando se encontraron en mitad de la tapia se tuvieron que meter en el couloir norte y, por lo tanto, tuvieron que seguir la línea de Fowler y Ramsden.

La ruta de estos últimos, el corredor de hielo, está limitado a su derecha por el contrafuerte noroeste. Allí tenían por delante un poderoso pilar directo que lleva a la cima. Pero, como señalábamos, no pudieron acabarlo totalmente. Abrieron 900 nuevos metros, justo desde los seracs de la parte inferior hasta el punto donde se unieron a la línea de Fowler y Ramsden.

Así pues, el pilar directo seguirá siendo un objetivo para otros. Ya en 2005, los estadounidenses Chad Kellog, Joe Puryear y Stoney Richards intentaron escalar por primera vez este contrafuerte.

La de los rusos fue una escalada con muchas tiradas en artificial (A2/A3), y es que las condiciones para el libre eran muy duras. Según explica Susko, la escalada fue extremadamente peligrosa: «En la parte superior el frío fue intenso; llegamos a los 30 grados bajo cero. Sufrimos asímismo muchas caídas de piedras y no podíamos dormir por las avalanchas constantes. Estamos en casa, salvo y sanos, pero todavía en estado de shock. Hemos escalado la ruta, hemos hecho cima, pero tenemos la sensación de que hemos sobrevivido milagrosamente. Todos estamos afectados por la escalada. En mi caso, no tengo fuerzas para ofreceros más información sobre nuestra actividad».

Andoni ARABAOLAZA

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