45 edición de la Behobia-Donostia
14.949 y sus acompañantes plantan cara a la Behobia más desagradecida
Casi 15.000 atletas se presentaron en la salida de Behobia en una jornada meteorológica adversa, que obligó a algunos cambios. Fue una carrera menos vistosa, tras modificarse el escenario por motivos de seguridad, justo en la edición de homenaje al público. La gente, aunque en menor medida, respondió con una presencia aún más meritoria. Rafael Iglesias impidió el quinto triunfo de Chema Martínez y María José Pueyo repitió victoria nueve años después.
Miren SÁENZ | DONOSTIA
Los 14.949 atletas pusieron el único récord de la carrera, superando los 13.928 de 2008. De ellos 14.918 completaron los 20 kilómetros de recorrido entre Behobia y Donostia, demostrando la capacidad de la reina de las carreras populares de retener a los que salen, sólo 31 retirados. En la línea de las últimas ediciones se produjo el desfase entre los dorsales repartidos: 18.444 y los casi 15.000 que tomaron la salida. A las habituales bajas de eventos multitudinarios con inscripciones tempranas se añadió la razón meteorológica, que también restó algo de participación y algo de público.
El frío, entre 11º y 13º de temperatura, la lluvia a ratos, algo de granizo y un viento intermitente, aunque con trazas de huracán en algún instante, convirtieron la 45ª edición en la peor Behobia de la historia, aunque sólo a efectos meteorológicos.
El viento llegó a rozar, en contados momentos, los 100 kilómetros por hora y esas previsiones repletas de alertas -roja en el cercano mar- obligaron a modificar el escenario y a suspender por razones de seguridad las convocatorias para chavales.
El Boulevard lució mojado y desnudo, sin arcos, sin reloj, sin publicidad ni el resto de parafernalia, sólo las alfombras encargadas de registrar los tiempos de los chips que cumplieron sin problemas hasta con los tiempos intermedios. La grada instalada en homenaje al público permanecía sorprendentemente vacía hasta que los atletas comenzaron a dejarse ver por las calles de Donostia y los aficionados volvieron a responder a la cita. El podio se instalaba en una de las salas del Casino Kursaal. En este escenario desperdigado Enrique Cifuentes, que de las 31 ediciones de la Behobia moderna sólo se ha perdido una, no había vivido una edición más desapacible. «Lluvia sí, pero no esto. Me ha recordado a cuando el ciclista mexicano Raúl Alcalá ganó la Clásica, fue algo parecido», mencionó el presidente del Fortuna.
Eskerrik asko
Ese agradecimiento plasmado desde el cartel anunciador a las camisetas para la edición dedicada al público, no pudo evitar lo incontrolable, la oposición meteorológica. Ellos fueron las principales víctimas del temporal, porque miles de corredores conservaron la ilusión intacta y volvieron a emocionarse tras atravesar el pasillo humano. Como bien resaltaron desde Olano hasta Beloki, pasando por un Stephens con corona de mimbre-espinas, o Chema Martínez «a pesar de todo la gente estaba animando y aguantando».
Mientras sonaba el himno de la Real en la salida, en un guiño al Centenario, los favoritos se preparaban para la estampida. Martínez no pudo igualar los cinco triunfos de Álvarez Valera y Alberto Juzdado y por primera vez en cinco años se vio desplazado al segundo lugar del podio.
Se lo impidió el campeón español de maratón, Rafael Iglesias, que ya en Gaintxurizketa (km.8) le descolgó sin contemplaciones. El salmantino, retirado en el Mundial de Berlín en el que Chema fue octavo, llegó en 1.01:16, una marca meritoria teniendo en cuenta el vendaval que le recibió en meta y le obligó a resguardarse en una marquesina. Lejos del récord (59:19), no era día para marcas. El corredor del Unión Guadalajara, ahora policía municipal en excedencia, debutó con 30 años en una Behobia de la que tenía interesantes y variadas referencias. «Mi médico Xabier Leiba, mi entrenador Granados, Asier Cuevas, Chema y muchos amigos me habían explicado cada detalle del recorrido y también del ambiente», advirtió.
Martínez, que entró a minuto y medio, sonreía pero hablaba de su enorme decepción. «Aunque lo disimule estoy mal. No lloro pero casi. Soy tan competitivo que me duele cuando pierdo. Es algo mental, lo pasaré mal dos o tres días».
El primer vasco, sexto, fue el incombustible Martín Fiz. El alavés ganó de calle su reto individual entre ex campeones mundiales. Llegó en 1.04, frente a Abel Antón (1.17) y en el colectivo también sumó más adeptos que el soriano, aunque se quedara con 2oo y pico.
El eibartarra Asier Cuevas corrió con Fiz su primera vez y le pareció «durísima», aunque cumplió con el propósito de ganar el Trofeo Diego García, con el que se premia al primer guipuzcoano y representa al fallecido para regalársela a Santi Pérez, el entrenador de ambos. María José Pueyo repitió triunfo nueve años después de su primera victoria. La aragonesa era entonces una monitora de gimnasio desconocida que buscaba un sitio en el atletismo. Ayer invirtió una hora, 12 minutos y 15 segundos de buenas sensaciones. Satisfecha regresará al maratón de Donostia en el que al igual que Iglesias busca puesto para el Europeo. El primero en llegar a meta fue Julien Cassoli en silla de ruedas. El francés sigue ganando, aunque vaya como prueba de dureza que invirtió 18 minutos más que hace un año cuando se acercó al récord.
Aunque Cruz Roja no pudo desplegar la totalidad de sus carpas y sus voluntarios se vieron obligados a sujetar algunas de ellas atándolas a Land Rover, los servicios sanitarios tuvieron bastante menos trabajo que en otras ediciones. Como bien suele recordar la organización el verdadero enemigo del atleta es el calor y ayer, pese al vendaval, se confirmó este aspecto. Se atendieron 61 personas con sintomatologías leves, la mayoría causadas por el cansancio y por problemas musculares. De los tres traslados a hospitales, uno de ellos fue por una fractura de muñeca y correspondió a una espectadora, y los otros dos se debieron a un problema muscular y una hipotermia respectivamente. «El año pasado el tiempo fue más caluroso lo que provocó un mayor número de asistencias por desvanecimientos y golpes de calor. Los traslados a hospitales también fueron más y más graves. Esta edición ha transcurrido con mucha normalidad», informó Cruz Roja.
M.S.