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Tony Blair tendrá que declarar por meter a su país en la guerra de Irak

El ex primer ministro británico Tony Blair, que metió a Gran Bretaña en la guerra de Irak, deberá testificar a principios de 2010 ante el comité encargado de analizar la forma en que su Gobierno se sumó a la invasión militar extranjera en el país árabe en 2003. Blair apoyó la guerra en Irak impulsada por el entonces presidente estadounidense, George W. Bush, y ordenó el envío de 45.000 militares británicos a Irak, en aquel momento gobernado por Saddam Hussein.

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El ex primer ministro Tony Blair y otros ministros de su partido, el Laborista, serán convocados entre enero y febrero de 2010 a declarar ante la comisión independiente de investigación sobre la participación de Gran Bretaña en la guerra de Irak, anunció el responsable de la pesquisa, John Chilcot.

Durante las audiencias públicas, que comenzarán el próximo día 24, la comisión escuchará primero a los funcionarios y militares y después a los políticos, que pueden ser interrogados en más de una ocasión. En caso de ser llamados por segunda vez, lo serían tras las elecciones generales británicas, que deberán ser convocadas como muy tarde en junio de 2010.

Tony Blair metió a su país en la guerra de Irak al ordenar el envío de 45.000 soldados británicos para invadir el país árabe, entonces gobernado por Saddam Hussein, y abandonó el Gobierno británico en junio de 2007. La impopularidad de esta guerra fue una de las principales razones que motivaron la salida del Gobierno de Blair, quien ha expresado su disposición a cooperar con la investigación.

Familiares de soldados que han muerto durante este conflicto acusan a Londres de llevar al país a una guerra «ilegal» y de engañar a la opinión pública. Documentos del Ejecutivo británico justifican la invasión militar basándose, entre otros aspectos, en que el régimen iraquí contaba con capacidad para disparar armas de destrucción masiva en apenas 45 minutos, lo que resultó ser falso.

Aunque ya se han efectuado varias investigaciones sobre distintos aspectos de la guerra de Irak, los críticos sostienen que quedan aún muchas preguntas que responder.

«Utilizaremos las cinco primeras semanas de interrogatorios para establecer una versión fiable de las circunstancias esenciales de la implicación británica en Irak», señaló Chilcot.

Así, su intención es que los funcionarios y militares que asesoraron al Gobierno durante los meses previos a la invasión revelen la forma en que se tomaron las decisiones. A partir de enero comenzará el desfile de ministros, incluido Blair, a quienes se les preguntará por «su papel y decisiones», lo que, según añadió Chilcot, «nos permitirá entender cómo se elaboró la estrategia que luego fue aplicada, y cualquier consideración sobre soluciones alternativas».

La nueva pesquisa, que cubrirá el periodo entre el verano de 2001 y julio de 2009, evaluará la preparación de la invasión, la información de inteligencia usada para su justificación, el propio conflicto y la posguerra. El informe final será publicado a finales de 2010 o principios de 2011.

Después de esta primera fase de interrogatorios, la comisión de investigación procederá a realizar, a puerta cerrada, un primer análisis del material recogido, al que seguirá, en caso de ser necesario, un segundo periodo de declaraciones públicas a partir de mediados de 2010.

Chilcot resaltó que el trabajo de la comisión será «riguroso, justo y sincero».

Londres recomienda la reintegración de los talibán afganos

Un memorándum del Ministerio británico de Asuntos Exteriores recomienda reintegrar a los talibán en el proceso político afgano con fines estratégicos, informó la BBC.

Los llamamientos a la reconciliación no son nuevos, pero esta vez la recomendación se extiende a la dirección insurgente y no a los combatientes de a pie y a los comandantes locales. Entre las propuestas figura la de sacar de la lista de sanciones de Naciones Unidas a los talibán que acepten ese proceso.

«Debemos debilitar y dividir a los talibán si queremos reducir la insurrección a un nivel que las fuerzas de seguridad afganas puedan contener», señala el documento filtrado a la cadena británica.

Así, recomienda una combinación de «palo y zanahoria» para convencer a los comandantes talibán y a sus hombres de la conveniencia de la propuesta de reconciliación realizada por el Gobierno de Kabul.

Propone también un proceso dirigido por los propios afganos con apoyo internacional que tendría tres niveles. El táctico consistiría en reintegrar a combatientes y mandos inmediatos. El operativo contemplaría la reintegración de gobernadores talibán «en la sombra» y jefes militares. Y el último sería el de la «reconciliación o acuerdo con (la mayor parte) de la Shura en Quetta», consejo con base en esta ciudad fronteriza con Afganistán y muy vinculada a los talibán.

Detalla las prioridades con un calendario preciso que desembocaría al cabo de dos años en la convocatoria de una «loya jirga» o asamblea nacional a celebrar en Kabul. Al mismo tiempo, se revisaría la Constitución y el Acuerdo de Bonn de 2001 que excluía a los talibán del proceso político. GARA

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