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Juicio por la muerte de Nagore Laffage

El jurado avala la versión del autor de la muerte de Laffage

La mayoría de las personas que asistieron a la lectura del veredicto expresó su sorpresa al conocer que el jurado popular asumió la versión de los hechos que ofreció José Diego Yllanes, el autor confeso de la muerte de Nagore Laffage. El fallo, que será recurrido, califica los hechos como «homicidio» en lugar de «asesinato».

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Aritz INTXUSTA | IRUÑEA

La decisión del jurado popular de calificar la muerte de Nagore Laffage como «homicidio con agravante de superioridad», y exculparle de «asesinato», sorprendió a una sala abarrotada. Los seis abogados de las acusaciones no supieron en un primer momento cómo reaccionar y, después, avanzaron que recurrirán la sentencia contra José Diego Yllanes, el hombre que estranguló a la joven irundarra el 7 de julio de 2008. Además, obligadas por el fallo del jurado, la acusación particular y las cuatro públicas se pronunciaron a favor de la pena máxima establecida para el delito de «homicidio», 15 años, mientras que la Fiscalía mantuvo el atenuante de «reparación [económica] del daño» y rebajó su petición a 12 años y seis meses. La defensa, por su parte, reiteró su petición de siete años de prisión.

El jurado, compuesto por seis mujeres y tres hombres, determinó en su veredicto que Yllanes no actuó con «alevosía» cuando mató a Laffage, lo que encuadra el crimen en la categoría de «homicidio» (penado con entre diez y quince años) y no en la de «asesinato» (con veinte años de condena máxima).

Como explicaron posteriormente las acusaciones, el jurado no atendió a ninguna de sus hipótesis sobre lo ocurrido dentro de la vivienda; dieron mayor relevancia a sus propias dudas sobre cuánto tiempo permanecieron víctima y verdugo en casa de Yllanes; y decidieron que no está probado que Laffage realizara la llamada de auxilio después de ser golpeada.

En cambio, el jurado popular sí dio credibilidad al testimonio de Yllanes, con sus oportunas lagunas; y a la reconstrucción de los hechos y las dudas que promovió la defensa en la recta final de la vista oral.

A la espera de la sentencia

El veredicto respaldó también los cuatro atenuantes que había pedido la defensa: arrebato, confesión, reparación del daño y ebriedad. Queda ahora en manos del presidente de la Sala, el magistrado Francisco José Goyena Salgado, determinar si concurren estas cuatro figuras legales; de ser así, la pena podría verse reducida incluso a los siete años de cárcel que solicita el letrado defensor, Eduardo Ruiz de Erenchun.

El jurado sí asumió que se produjo «profanación del cadáver» de la joven, a la que Yllanes amputó un dedo y trató de cortarle la muñeca para que el cuerpo no fuera identificado.

Aunque las seis acusaciones (el fiscal, la particular, la de las Juntas Generales de Gipuzkoa, el Gobierno de Nafarroa y las de los ayuntamientos de Irun e Iruñea) anunciaron que recurrirán la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Nafarroa (TSJN), los abogados manifestaron su pesimismo a la hora de conseguir que esa instancia cambie el delito de «homicidio» a «asesinato». Comentaron que sólo el presidente del tribunal puede dar pie a la esperanza. Según fuentes jurídicas, la línea que separa el «abuso de la superioridad física» para matar a la joven de la «alevosía» es muy fina, por lo que la redacción final de la sentencia -que el juez se ha comprometido a escribir para finales de la próxima semana- será clave para una posible reinterpretación del grado del delito. No obstante, el jurado se pronunció de forma tajante al afirmar que no hubo alevosía y, por tanto, en posteriores revisiones tendrá la categoría de «hecho probado».

Tras la exposición del veredicto y la petición de penas, el presidente se dirigió a la sala para aclarar: «Podrá estarse de acuerdo o no (con el veredicto del jurado). No soy yo quien valoro las pruebas». Después, recordó que la sentencia es recurrible en apelación ante el TSJN y, como siguiente paso, vía recurso de tasación ante el Supremo español.

El abogado de la familia de Nagore Laffage, Miguel Alonso Belza, que reconoció sentirse «muy negativamente sorprendido» por el veredicto, subrayó que ahora lo más importante es conocer la fundamentación que desarrolle el juez Goyena para, «según cómo sea», elaborar su estrategia.

El letrado añadió que la sentencia aclarará si «los atenuantes que la defensa ha alegado tienen todos los elementos para ser estimados o no». Según argumentó él durante la vista, en esos atenuantes «no concurren los elementos necesarios, porque han sido vaciados de contenido». Así, defendió la pena máxima por «homicidio» (15 años) y otros cinco meses más por la profanación del cadáver.

El resto de acusaciones respaldaron su petición, salvo la del Ayuntamiento de Iruñea, que no observa que se haya producido profanación. Y la Fiscalía considera probado el atenuante de reparación del daño, ya que la familia Yllanes depositó 126.853 euros en una cuenta bancaria antes del juicio.

El abogado defensor sostuvo, por su parte, que concurren todos los atenuantes, por lo que mantiene su petición de siete años y la absolución por profanación. Además, solicitó que, si se considera que se produjo profanación, la condena sea de un mes y quince días o conmutada por una multa de tres meses a razón de seis euros diarios. Ruiz de Erenchun asumió que la decisión ha podido resultar «polémica» y no descartó posibles apelaciones, pero subrayó que «hay que respetarla».

El veredicto sostiene que Nagore creyó erróneamente que quería abusar de ella

El fallo del jurado popular ha dejado una impronta indeleble para el resto del proceso judicial. Las hipótesis han pasado a ser «hechos probados» para posteriores revisiones del caso. En concreto, es ya una verdad judicial que la víctima interpretó «erróneamente» que José Diego Yllanes quería agredirla sexualmente. También es cierto, en términos judiciales, que ella amenazó a Yllanes con denunciarle a la Policía y «destruir su carrera». Sólo uno de los miembros del jurado discrepó de sus compañeros en este punto. Por ocho votos contra uno, el jurado ha decidido que, tras ser «amenazado», el médico de la Clínica Universitaria vio «alterada su percepción de la realidad, su conciencia y su voluntad». Fue entonces (y no antes de la llamada al 112, cosa que el jurado infiere por no haber restos de sangre en el móvil) cuando el joven «le tapa la boca» y «la golpea de forma reiterada y repetida». Y todo ello sustentado en la única «prueba» que aportó Yllanes: su versión de los hechos. Versión que no puede contradecir la única persona que se encontraba con él, Nagore Laffage.

Además, han dado por cerrada, de cara a los tribunales, la cuestión de si Yllanes estaba o no borracho. Ocho votos han determinado que sus facultades mentales estaban alteradas por la ingesta de alcohol, aunque de forma «leve».

Todos coincidieron en que Yllanes dio «muerte a Nagore Laffage al agarrar y apretar fuertemente su cuello directo y materialmente por sí mismo hasta causarle la muerte por asfixia por estrangulamiento manual». A partir de ahora, pasa a ser hecho probado (en contra de la opinión de dos de los jurados) que el médico se aprovechó de «la situación de aturdimiento e indefensión en la que se encontraba la víctima» después de «los golpes previamente recibidos» con especial saña en la cabeza y en la cara.

Ahora, el juez establecerá si estos hechos encajan con los atenuantes de «arrebato» y de embriaguez que estipula la legislación.A.I.

decisión rápida

Los nueve miembros del jurado llegaron a un acuerdo en un plazo relativamente corto. Apenas llevaban aislados desde la tarde del miércoles. Esa brevedad fue tomada como un buen síntoma por las acusaciones antes de la entrada a la sala.

indemnizaciones

El fiscal mantiene su petición de «indemnizar» a cada uno de los progenitores de la víctima con 120.000 euros y con 80.000 al hermano. La familia de Yllanes ya ha depositado 126.853 euros en una cuenta, lo que puede valerle como atenuante.

la sala se vacía

En el momento en el que el jurado se pronunció en contra del delito de «asesinato», una veintena de personas abandonaron la sala del juicio. Entre ellas se encontraba la madre de Nagore, quien después dijo que no podía soportarlo más.

indignación

A la salida de la famila de la Audiencia, Asun Casasola fue asaltada por la prensa. Entonces, una de las mujeres que ha asistido al juicio aprovechó para gritar a los micrófonos: «Con decisiones como ésta, sale barato matar a las mujeres».

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