El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, volvió a censurar ayer a la activista saharaui Aminatu Haidar, que permanece en el aeropuerto de Lanzarote en huelga de hambre tras ser expulsada de Sahara Occidental el sábado, al considerar que sus críticas al Gobierno de Madrid no facilitan las cosas. Su Ministerio le pidió «tranquilidad» y «sensatez».

Moratinos aseguró que la acusación de Haidar de que se siente secuestrada por el Gobierno español «son palabras muy fuertes», cuando, según añadió, se le ha facilitado la tarjeta de residencia para tener acogida en el Estado español. Haidar, presidenta del Colectivo de Defensores Saharauis de Derechos Humanos, denunció la connivencia de Madrid y Rabat para expulsarla de su tierra y declaró que «prefiero estar en una cárcel marroquí que en ésta».

Cuando afronta su cuarto día de ayuno, Haidar, que padece anemia y úlcera de estómago, se desplaza en silla de ruedas debido a su débil estado. Ayer fue juzgada en rebeldía al no comparecer ante la juez que le había citado por supuesta alteración del orden público.

Amnistía Internacional exige a Rabat que permita su regreso, mientras que la Fundación Kennedy insta a la ONU a investigar.