Chupando la sangre a los fans
«La saga Crepúsculo: Luna nueva»
Hay muchos «yogurines» delante de la cámara, pero quien está detrás de ella es todo un veterano, un Javier Aguirresarobe que sigue siendo nuestro director de fotografía más cotizado internacionalmente.
Mikel INSAUSTI |
Los mayores no tenemos mucho que decir ni que opinar sobre una saga fantástica concebida única y exclusivamente para el público adolescente, aprovechando la coyuntura del fenómeno «fan», sobre todo, entre las menores de edad. Los verdaderos aficionados al cine de terror, en cambio, huirán de un sucedáneo vampírico tan light como lo haría un «no muerto» de una sopa de ajos humeante. Lo que me gustaría saber es lo que opinan los padres de esta moda que tiene abducidos a sus hijos, ya que me da la impresión de que están muy contentos con toda la aureola de casto romanticismo que les evita tener charlas paternofiliales sobre métodos anticonceptivos y demás.
Viene a colación de que ha sido publicado un estudio realizado a través de un muestreo con seguidores de la saga «Crepúsculo», cuya conclusión ha sido que las películas basadas en los libros de Stephenie Meyer fomentan la abstinencia sexual entre los más jóvenes. Es lógico, puesto que es algo que está en la misma esencia del fenómeno «fan», como ya sabíamos. Una adolescente prefiere fijarse en un famoso, sabedora de que el contacto físico con él es imposible, y así no tiene que entablar relaciones íntimas con personas reales de su entorno, compañeros de clase, amigos o vecinos. La industria del cine, al igual que la musical, ha encontrado un enorme negocio en la castidad que se deriva de dicha actitud, dado que son los padres quienes tienen el poder adquisitivo y administran, en última instancia, el afán consumista de sus retoños.
Hay que ser escépticos una vez más ante los incipientes famosos que se declaran cristianos a lo Jonas Brothers, o los que, como la parejita estelar de «Crepúsculo», afirman querer llegar vírgenes al matrimonio. Robert Pattinson y Kristen Stewart, que tanta histeria «púber» provocaron en la presentación de la nueva entrega, se comportan en sus apariciones públicas según un modelo de marketing bien estudiado. Por eso el amor carnal entre el vampiro Edward y la humana Bella es imposible, como también lo es en «Luna nueva» con el licántropo Jacob.