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CRÍTICA

Luna nueva y viejas historias sobre vampiras

 

La noche, la oscuridad, dan cobijo a unos seres sobrenaturales que han protagonizado incontables historias y creencias populares a lo largo de los siglos.

Imaginados y recreados por el cine y la literatura con semblante oscuro, rostro pálido, ojos inyectados en sangre y malévolas y pícaras intenciones, los vampiros de antaño vagaban por las tinieblas eternamente. Los de nuestros días, en cambio, los surgidos de la imaginación de escritoras como Anne Rice, Charlaine Harris («True Blood") y Stephenie Meyers («Twilight» o «Crepúsculo») son bien diferentes. Los de la autora de la saga de moda visten a la última, son educados y respetuosos, además de conducir coches deportivos de lujo. Nada tienen que ver, o más bien poco, con el mal. Los Cullen no se alimentan de humanos y luchan con los de su propia especie. Son vampiros algo descafeinados.

Nada que ver con los que formaban parte de la imaginería popular de tan variadas y variopintas comunidades del mundo. En 1997, un irlandés llamado Abraham Stocker dio forma universal al príncipe de los no muertos, el conde Drácula. El personaje, vagabundo de la oscuridad, tenía seguidores que le rendían pleitesía a lo largo y ancho de la tierra y entre ellos, algunas mujeres, las fieles y seductoras acompañantes del monstruo; las vampiresas. Siempre a su sombra, relegadas a un papel secundario, su deber era satisfacer los deseos y ordenes de su amo y señor. En contadas ocasiones han sido ellas las protagonistas de las aventuras y desventuras nocturnas de los vampiros. Por eso, las historias y enfoques que se dan en los relatos de «Cuentos de vampiras» son una especie de oasis para el género femenino. La recopilación de relatos, imagino que descatalogado (el libro fue publicado hace unos años por Celeste, editorial ya desaparecida desgraciadamente) es una rareza que nos permite disfrutar con las historias que relatan cinco mujeres y un hombre del siglo XIX. Desde la voluptuosa y bella mujer que necesita de la sangre de los que la rodean para seguir engordando su vanidad, hasta la mujer convertida en chivo expiatorio por una comunidad supersticiosa y temerosa de la diferencia. «Cuentos de vampiras» es un libro con el que, sin dejar de divertirnos, descubrimos algo más sobre las escritoras del siglo XIX y comienzos del XX; algo más también del miedo de algunos hombres y mujeres al estereotipo femenino que sugiere independencia, poder, seducción... Algo diferente a lo que se nos sigue contando a través del cine y la literatura.

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