Raimundo FITERO
Sin reglas
Entre la mano utilizada por un jugador de fútbol francés y la mano que mece la cuna europea, se podría intercalar la mano corrupta del conseguidor. Casi todas las reglas tienen excepciones para confirmarse, pero la excepción también tiene reglas para convertirse en hábito. El cinismo alumbra en las sombras grisáceas de los nombramientos y las denuncias de los politicastros en estado mediático. Mercedes Milá tiene dos manos y el equipo de GH muchas ganas de ir improvisando las reglas para procurar atención a su producto televisivo en estado de reconversión acelerado. Algo es innegable: no se están quietos los guionistas y productores de este entretenimiento con ínfulas de documento convivencial amañado por el montaje de imágenes e intervenciones que van dibujado el retrato de cada participante según los intereses generales y siempre en busca de mantener el celo de la audiencia. Se ganan el sueldo.
Uno empieza a estar cansado de Alakrana, un asunto turbio, donde las reglas se han ido definiendo en cada instante según la oportunidad par a buscar lo que conviene. Se sabe que nos han mentido. Como siempre. La mentira es lo único invariable. Por regla general, toda información que emana de los gobiernos, sea en el nivel que sea, produce incredulidad. O dicho más rotundamente. Sabemos que es mentira, media verdad o mentira y media. Y desde según que foco de supuesta oposición se utiliza el mismo sistema de mentira, de ocultación de los intereses reales, de complicidades que ayudan a mantener a la ciudadanía como espectadores de una reality show. Nunca dejan un espacio para la reflexión y el análisis, todo lo enturbian con dosis excesivas de emociones y dogmatismos.
Y no es una casualidad, es una decisión que se mantiene a base de estrategias muy definidas. Ahora juegan con las escuchas supuestamente ilegales de una manera que debería dar risa, pero dan miedo, porque se aplican sin rechistar con muchos ciudadanos vascos desde hace mucho tiempo. Y sin reglas, ni garantías de ningún tipo. Escuchar protestando a los señores y señoras del PP es como ver a Coto Matamoros acusando a Belén Esteban de vivir de la tele.
Uno empieza a estar cansado de Alakrana, un asunto turbio, donde las reglas se han ido definiendo en cada instante según la oportunidad par a buscar lo que conviene. Se sabe que nos han mentido. Como siempre. La mentira es lo único invariable. Por regla general, toda información que emana de los gobiernos, sea en el nivel que sea, produce incredulidad. O dicho más rotundamente. Sabemos que es mentira, media verdad o mentira y media. Y desde según que foco de supuesta oposición se utiliza el mismo sistema de mentira, de ocultación de los intereses reales, de complicidades que ayudan a mantener a la ciudadanía como espectadores de una reality show. Nunca dejan un espacio para la reflexión y el análisis, todo lo enturbian con dosis excesivas de emociones y dogmatismos.
Y no es una casualidad, es una decisión que se mantiene a base de estrategias muy definidas. Ahora juegan con las escuchas supuestamente ilegales de una manera que debería dar risa, pero dan miedo, porque se aplican sin rechistar con muchos ciudadanos vascos desde hace mucho tiempo. Y sin reglas, ni garantías de ningún tipo. Escuchar protestando a los señores y señoras del PP es como ver a Coto Matamoros acusando a Belén Esteban de vivir de la tele.