Un presidente que estuvo en la sombra con sus predecesores
Llorente, el nuevo icono ché
Llegó en junio al sillón presidencial e hizo de las negociaciones por Villa uno de sus principales avales.
Natxo MATXIN I
No es ningún crack del balón, tipo Villa o Silva, pero le bastaron unos días de mandato en el sillón presidencial para ganarse al valencianismo. La dura pugna que Manuel Llorente mantuvo frente a Real Madrid y Barça por no desprenderse de sus figuras a cualquier precio, pese a la asfixiante situación económica del club, le ha convertido en el nuevo icono ché.
Y es que este economista, curtido en la empresa Mercadona y siempre de la mano de los hermanos Roig, supo como nadie tocar la fibra de su parroquia conservando a los futbolistas con más alto caché. Sabedor de que eso no va a ser posible durante mucho tiempo -la salida de algunos jugadores en un futuro próximo es obligada para sanear las maltrechas arcas-, al menos evitó que dicho éxodo coincidiera con su llegada.
Llorente es un experto conocedor de los entresijos de la entidad valencianista. No en vano, recaló en ella en 1995 gracias a Juan Roig, que lo colocó como mano derecha -primero presidente y luego director general- de su hermano Paco, si bien las relaciones entre ambos terminaron de manera agria. «Es el Bin Laden del club», llegó a decir de él este último.
Sin embargo, este cinéfilo empedernido y amante de otros deportes como el baloncesto -presidente del Pamesa Valencia entre 2007 y 2009- o el ciclismo -practicante asiduo y conocido con el sobrenombre de Pantani por su evidente calva- se mantuvo a flote como ejecutor en la sombra de las decisiones adoptadas por los siguientes dirigentes, Pedro Cortés y Jaume Ortí. La llegada de Juan Soler redujo su capacidad de influencia y Llorente decidió hacer las maletas en 2006.
Conocido como un gestor eficiente e implacable negociador, su regreso no está exento de cierta carga venenosa. Su principal labor será enderezar las catastróficas cuentas del Valencia -una deuda reconocida de 547 millones de euros-, lo que es un auténtico encaje de bolillos.
El mayor aval de Llorente es haber sabido canalizar los sentimientos de su hinchada manteniendo el valor deportivo de su plantilla. Ahora habrá que ver si aguanta el tirón del mercado invernal, en el que ya se anuncia que clubes ingleses como Manchester United y Chelsea van a poner mucho dinero sobre la mesa para hacerse con las figuras valencianistas.
Además de no rendir sobre el campo, Masoud Shojaei está acumulando «méritos» para enfadar a sus responsables técnicos. La última del delantero iraní fue no llegar a tiempo a la sesión de ayer, al parecer tras haber sufrido algunos problemas con los enlaces aéreos.
Un argumento sin mucha base, dado que su compañero de equipo y en la selección, Javad Nekounam, arribó para entrenarse con el resto de la plantilla osasunista. Aunque es cierto que la Federación iraní no se preocupa de organizar a sus jugadores los planes de viaje y que deben ser ellos mismos quienes los coordinen, no tiene mucha lógica que ambos futbolistas rojillos se desplacen por separado.
Habrá que ver hasta qué punto este lance le pasa factura a Masoud, quien hasta ahora contaba en las convocatorias de Camacho. El técnico murciano dará hoy la lista ante el Valencia y ahí se podrá comprobar si su mosqueo se va a prolongar durante un tiempo.
El entrenamiento matinal dejó claro también que el único cambio que habrá con respecto a Almería será el obligado del lateral izquierdo. Como era de prever, Javier Calleja será finalmente el jugador elegido por Camacho para desempeñar tal tarea.
Pero la mejor noticia fue, sin lugar a dudas, que el técnico murciano podrá contar con todos sus habituales. En este sentido, Juanfran y Rúper -los dos últimos casos de gripe A en el seno del plantel rojillo- se ejercitaron con el resto de sus compañeros, al igual que Oier y Sergio, aquejados con anterioridad de la misma enfermedad. N.M.
