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FIN DEL SECUESTRO DEL «ALAKRANA»

Familias y arrantzales esperan poder abrazarse lejos de maniobras políticas

Si se cumple el guión previsto, los tripulantes vascos y gallegos del «Alakrana» llegarán a las 8.00 horas de hoy a la base de Torrejón (Madrid), donde, por fin, las familias desplazadas desde Bizkaia podrán abrazar a sus allegados. Esperan hacerlo lejos de los focos, tanto mediáticos como políticos, después de ver cómo en las últimas semanas, y más en los últimos días, el secuestro del atunero ha sido utilizado en la confrontación entre partidos e instituciones.

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Los arrantzales vascos del «Alakrana» se reunirán por fin esta mañana con sus familias, después de 47 días de secuestro, tres días de navegación hasta las Seychelles y un vuelo hasta Madrid en el que, sin duda, cada minuto les habrá parecido una vida. Llegarán a primera hora -está previsto que sea a las 8.00- a la base militar de Torrejón de Ardoz (Madrid), donde les aguardarán sus allegados, que partieron ayer por la tarde en autobús con la esperanza de que les dejen tranquilos en su reencuentro. Y es que, como ha sucedido desde el primer minuto del secuestro y después del fin del cautiverio, también el regreso de los marineros ha sido objeto de elucubraciones mediáticas y de maniobras políticas, a las que las familias no han querido entrar en ningún momento.

Ayer, medios cercanos al Gobierno español difundieron que las familias vascas, que habían decidido no ir a las Seychelles a recibir a la tripulación, habían remitido una carta al Ararteko para exigir al Ejecutivo que no se tomara ninguna imagen de la llegada de los arrantzales y del encuentro con sus familiares. Sin embargo, Argi Galbarriatu, hermana del capitán del «Alakrana», desmintió por completo esta información, y negó que existiera tal carta.

«No sabemos de dónde han sacado eso, pero con estas cosas no se puede jugar. Lo único que hemos buscado nosotros hasta ahora ha sido que volvieran los arrantzales a casa», manifestó.

Galbarriatu expresó su deseo de que se les deje tranquilos ahora que después de tantos días de tensión los arrantzales van a poder regresar a casa, y señaló que la decisión de acudir o no a recibirles a Puerto Victoria, capital de las Seychelles, ha sido tomada «por cada persona en concreto y es totalmente respetable». «Si vamos o no vamos no es porque les queremos más o menos, o porque queramos ir o no con el Gobierno», concluyó.

En cualquier caso, aunque no exista tal carta, los familiares sí han expresado al Gobierno español su petición de que se respete la privacidad y la intimidad del reencuentro, tal como confirmó la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, quien explicó que ningún miembro del Ejecutivo acudirá a recibirlos, y que tampoco habrá presencia de periodistas ni reporteros gráficos.

«Las familias me han pedido privacidad cuando he hablado con ellas; me lo pidieron personalmente en mitad del proceso del secuestro del buque y, como consecuencia, no estaré recibiéndoles por expreso deseo de ellas», declaró desde Bruselas.

Emoción en Puerto Victoria

Lo cierto es que la llegada del atunero vasco a Puerto Victoria fue aprovechado por el Gobierno de Zapatero para ofrecer una imagen amable y cercana que pueda solapar las críticas recibidas. Y es que éstas no sólo se han producido en ámbitos políticos e institucionales, sino que también existe una extendida percepción en la sociedad de que la gestión del secuestro no ha sido correcta.

Así, Madrid hizo ayer un importante despliegue diplomático para recibir a los marineros, y envió a las Seychelles al embajador en Etiopía, Antonio Sánches Benedito; el secretario general de Política de Defensa, Luis Cuesta; y el secretario general del Mar, Juan Carlos Martín, así como otros miembros del cuerpo diplomático, que estuvieron acompañados por varios mandatarios del estado insular.

El «Alakrana» entró en Puerto Victoria a primera hora de la mañana, casi de madrugada, y poco después de las 9.30, hora local, atracó en el muelle entre sonidos de sirena de otros barcos que se encontraban allí.

En tierra aguardaban con impaciencia una docena de familiares de tripulantes gallegos, y también allegados de Wilson, el único miembro de la tripulación natural de las Seychelles.

Nada más descender del barco, se vivieron momentos muy intensos y emotivos al fundirse en abrazos marineros y familiares. Algunas lágrimas brotaron en los ojos de unos y de otros.

El único que habló a los medios fue Ricardo Blach, quien acompañado por su hija Cristina declaró que esta ha sido «la peor experiencia de mi vida», y denunció que los piratas maltrataron tanto a él como a sus compañeros.

En contraste con esos duros recuerdos, definió como un «sueño» el momento de volver a tierra sano y salvo, y anunció que se jubila y que ésta ha sido última campaña como patrón.

Tras los primeros momentos de emoción en el puerto, los familiares desplazados a Seychelles -que renunciaron al hotel que tenían reservado- y los marineros se metieron en el «Alakrana» para poder estar tranquilos en los camarotes.

Horas después, los marineros vascos y gallegos -en el «Alakrana» hay tripulantes de varios países- partieron en un avión militar con destino a Torrejón, desde donde volverán a Galiza y a Euskal Herria. La llegada a Loiu se espera a mediodía.

Los partidos siguen utilizando el secuestro en sus disputas

Mientras las familias buscan paz para estar con los suyos, en el ámbito político la gresca se mantiene en lo más alto, y ayer fueron especialmente el PNV y el PSE quienes escenificaron una confrontacion por este tema. En Bilbo, el presidente de la formación jeltzale, Iñigo Urkullu, compareció acompañado por el diputado Josu Erkoreka y el alcalde de Mundaka, Unai Rementeria, para anunciar que su partido va a exigir «la depuración de responsabilidades» porque «quienes lo han hecho mal tendrán que rendir cuentas». «La gestión del Gobierno español ha sido desastrosa. Ha actuado tarde y mal, sin rumbo» valoró, criticando al mismo tiempo la actuación del Gabinete de Patxi López, que «ha estado desaparecido durante 47 días».

El presidente del PNV, quien antes de hacer estas declaraciones afirmó que «es más importante hablar de presente y de futuro», no resistió la tentación de volver la mirada a lo ocurrido en este mes y medio, y centrándose en Lakua lamentó que «no tenemos un Gobierno propio, con voz propia, con criterio propio». «No ha hecho nada y tendrá que explicar por qué. Esperamos sus explicaciones», concluyó.

La réplica del PSE no tardó en llegar, y lo hizo por boca de su portavoz parlamentario, José Antonio Pastor, quien acusó al PNV de protagonizar una «campaña miserable» durante el secuestro, así como de haber «desinformado, manipulado y mentido» para atacar al Ejecutivo autonómico.

En el marco de una reunión de representantes vascos del PSOE en el Congreso y el Senado español, en el Parlamento Europeo y en el de Gasteiz, y miembros de la Ejecutiva del PSE, Pastor sostuvo que los jeltzales han convertido el secuestro del «Alakrana» en «un asunto de partido, poniendo todos los palos en las ruedas que han podido, en vez de arrimar el hombro». «El PNV ha querido convertir Bermeo en una especie de base de operaciones para desgastar al Gobierno vasco», declaró. GARA

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