Jesus Valencia educador social
Solidaridad en tiempos de reconquista
Seguimos avanzando y, a despecho de los reconquistadores, cada vez son más las personas del mundo que aplauden nuestro abnegado caminar
Francos y godos han unido sus armas en la siempre virulenta cruzada. Dan por hecho que los vascones -obstinados y arteros- estamos asentando los cimientos de nuestra futura independencia. Por el norte los unos y por el sur los otros, pugnan por reconquistar Euskal Herria. Diarias son sus acometidas y duros los vapuleos que nos infligen. Pese a ello, no faltan quebrantos en las filas de la reconquista.
Estrasburgo ha bailado a su son pero, acá y allá, cada vez se escuchan más críticas a su saña contra los vascos. Terminaran creando un Ministerio del Descrédito para deslegitimar a las muchas y autorizadas voces que los desautorizan. En tan pringosa tarea trabajan al unísono políticos, jueces, plumíferos, policías, avtes... que rivalizan en arrogancia y cutrez; para la farruquería hispana, cualquiera crítica es leyenda negra: La ONU, AI, Friendship... emiten juicios erróneos sin conocer la realidad de la que hablan; el relator Martin Scheining, el mediador Brian Currin y el mismo Gerry Adams son lenguaraces filoetarras; los senadores, artistas e intelectuales mexicanos que reclaman nuestros derechos, unos mariachis desafinados; los abogados argentinos de la Gremial, unos gauchos anacrónicos; Arzalluz, un viejo cascarrabias fuera de circulación; Odón Elorza, un socialista de pro pero, en ocasiones, excéntrico y desubicado... Tan burdos alegatos se están volviendo en contra de los alegadores: confirman la endeblez de su gelatinosa democracia y están provocando una avalancha expansiva de solidaridades.
Si diarios son los zarpazos de nuestros enemigos, diario es también el respaldo internacionalista de nuestros amigos. Así ha sucedido, una vez más, en este otoño de aires zafios y turbulentos. Tras los gritos rudos de las detenciones, hemos escuchado -llegadas de fuera de Euskal Herria- otras muchas voces amigas, cercanas y cordiales. Organizaciones políticas, sindicales, gremiales, sociales... se han expresado sin ambigüedades. Han repudiado la ceguera de los reconquistadores y han reforzado el empeño de este pueblo pequeño y perseguido. Nos ha llegado el aliento solidario desde Irlanda, Catalunya, Grecia, Aragón, Galicia, Alemania, Extremadura, Uruguay, Madrid, Italia, Suiza, Chile, Canarias, Noruega, Castilla, Asturias, Argentina... Cada quien ponía su toque personal en aquel concierto de rabias y solidaridades. Unos declararon a Garzón «juez de parcialidad absoluta, dependencia de la Monarquía y desconocimiento del Derecho de Gentes». Otros refrescaron al PSOE la enseñanza de Engels: «El pueblo que oprime a otro pueblo, no puede ser libre». Montevideo, Irlanda, Barcelona conocieron pancartas y movilizaciones. Las protestas llegaron a la Embajada española en Italia, a la oficina de turismo en París, a la redacción del diario «La Reppublica» en Milán...
Si pretendían detener nuestra marcha y ahuyentar a los que participan en ella, se han equivocado. Seguimos avanzando y, a despecho de los reconquistadores, cada vez son más las personas del mundo que aplauden nuestro abnegado caminar: «Moitos e moitas faremos o percorrido entre Ondarreta e os Bulevares con no corazón e na mente».