Los rumanos votaron ayer por un nuevo presidente en unas elecciones que podrían ayudar a poner punto y final a una crisis de liderazgo que pone en riesgo un préstamo internacional destinado a detener una dolorosa recesión. Sin embargo, la jornada se vio salpicada por más de mil denuncias de irregularidades, según el canal de noticias Realitatea.

Dos hombres fueron detenidos en la provincia sureña de Giurgiu por intentar comprar el voto de varios electores.

En distintas provincias del país se registraron casos de voto múltiple y algunos colegios electorales se vieron obligados a interrumpir su actividad por falta de papeletas, según el canal televisivo.

Un simpatizante de uno de los candidatos concurrentes aseguró haber sido agredido por exhibir en su casa del norte del país propaganda electoral.

Primeros sondeos

El actual jefe de Estado de centro-derecha, Traian Basescu, y el aspirante, Mircea Geoana, serán quienes disputen la segunda vuelta, según apuntaron las televisiones locales citando sondeos a pie de urna.

Dos estudios realizados por INSOMAR y CURS apuntaban una ligera ventaja del actual presidente sobre Geoana.

Así, ambos institutos otorgaban a Basescu entre el 33 y el 34% de los votos, mientras que su rival, lograría entre el 31 y el 32% de los sufragios.

Junto a las presidenciales, se celebró también un referéndum en el que se preguntó a los rumanos si quieren unificar ambas cámaras del Parlamento, una propuesta realizada por Basescu y que, según el actual mandatario, supone una garantía adicional para acelerar el programa de reformas que estará obligado a abordar el triunfador de los comicios.

El candidato que se haga con la victoria gozará de un margen de acción relativamente amplio para imponer sus ideas: el ganador tendrá derecho a designar a los dos próximos primeros ministros y a aprobar la coalición de gobierno que se formará tras las elecciones.