Segunda derrota casera
Maniatados por un eficaz Valencia
Los rojillos naufragaron ante un rival bien plantado y trabajador que, antes de cumplirse el minuto 20, ya iba con dos goles de ventaja en el marcador. Velasco Carballo también contribuyó con un reguero de amonestaciones y dos expulsados por el lado osasunista.
OSASUNA 1
VALENCIA 3
Natxo MATXIN
El Valencia demostró que por algo es el mejor equipo fuera de casa, dominó a placer a un Osasuna de encefalograma plano, que fue incapaz de aproximarse a los dominios del rival -el gol y una peinada de Aranda fue lo único realmente potable- y su raquítico nivel de juego -ya ni siquiera el directo- comienza a preocupar ante la llegada de tiempos pasados y no mejores.
Pleno de efectividad, el once ché dio dos zarpazos a base de vaselinas y jugadas ensayadas en apenas veinte minutos, que dejaron la refriega prácticamente finiquitada. Una en forma de asistencia de Marchena a Villa para que el asturiano sacara los colores a la dupla de centrales rojillos y otra de Albelda para pillar desprevenido y bastante adelantado a Ricardo. De Osasuna, mientras tanto, no había noticias ni las habría a posteriori.
Bien fruto del mazazo que supusieron los goles, bien porque se lo impedía la buena colocación che, bien porque los de Camacho todavía estaban con la empanada de Almería, la realidad es los anfitriones no sólo no encontraban la portería rival, sino que ni siquiera materializaban un acercamiento con cierto sentido.
Mientras tanto, el rival iba a lo suyo. Por delante en el electrónico, los ches adormecían el encuentro y Osasuna no daba una derechas. Los de Emery cerraban muy bien los espacios y a los locales les costaba horrores avanzar. Y las ocasiones caían una tras otra del lado visitante.
Villa y Silva volvían loca a la defensa rojilla, el pichichi -ayer anotó su novena diana- se atrevía desde cualquier posición, pletórico de confianza y apoyado en su calidad técnica. Así, envió con muy malas intenciones un duro disparo que golpeó en un defensa cuando el esférico ya encaraba la meta osasunista y, junto al canario, trenzó una pared que dejó en evidencia a Azpilicueta y David Navarro remachó llegando desde atrás. Le faltaron cuatro pelos para que el balón besara las mallas.
Pese a la insultante superioridad, la escuadra navarra pudo incluso meterse en el partido si la peinada de Aranda hubiera sido un pelín más precisa en el único lance que se pudo computar con cierta peligrosidad del lado rojillo cuando apenas quedaban dos minutos para irse camino de vestuarios.
Sin poder de reacción
La reacción tampoco llegó con el inicio de la primera mitada. Cada uno de los rojillos hacía la guerra por su cuenta, las bandas no existían y el Valencia controlaba a placer el tempo del envite. Sin ideas, los encarnados se mostraban impotentes ante la tela de araña tejida por el cuadro visitante. Marchena y Albelda, habitualmente capacitados más para la destrucción, hicieron las veces de Xavi e Iniesta. El andaluz, además, apagó las escasas ilusiones locales por protagonizar una remontada.
Era el día de las vaselinas y, de esa manera, Marchena anotó el tercero, volviendo a dejar en evidencia el mal partido de Ricardo -otra vez muy adelantado, pues el cuero entró por el centro tras pegar en el travesaño- y el no menos irregular de Azpilicueta, quien ayer no tuvo su día, especialmente a la hora de achicar balones en su área.
Para colmo de males, Velasco Carballo tampoco sucumbió a la supuesta belicosidad de El Sadar, tal y como se le indicó entre semana desde la ciudad del Turia, y, como alguno de sus compañeros que le precedieron en visitas al estadio iruindarra, se armó de valentía para sancionar continuamente al equipo más pequeño.
Con un 0-3 en el electrónico, el trencilla madrileño, que volvió a dejar al cuadro rojillo con nueve jugadores, podría haberse evitado la expulsión de Pandiani y muy bien señalizar el penalti que sufrió Juanfran. Por ser equitativos, acertó en la roja a Miguel Flaño.
La tercera diana valencianista coincidió en el momento en el que Camacho intentó darle aire al equipo en ataque con la entrada de Dady y Masoud, por lo que los cambios ya llegaron a destiempo. Al menos, el iraní, otra vez muy individualista, trató de enmendar su espantada del viernes y le puso ganas. De su testa salió el gol de la honrilla, que ni siquiera sirvió para maquillar un resultado totalmente justo. Lo complicado será recuperarse en dos salidas consecutivas y con varias bajas por sanción.
José Antonio Camacho se mostró en estado puro y ayer no le faltaba razón para ello. El tema principal, lógicamente, fue el árbitro. «Al final, en el foso sólo les ha faltado darse besos -en referencia a los saludos entre jugadores valencianistas y Velasco Carballo-; si a mí me dicen lo mismo entre semana, ni siquiera les hubiera hablado», espetó.
«A mí me habían dicho que me iba a expulsar a un jugador; bueno, al final han sido dos», indicó el técnico murciano, quien aseguró que El Sadar «a los colegiados no les afecta porque aquí pitan todos como quieren», en un comentario no exento de ironía.
Claro que el de Cieza tampoco pudo ocultar que enfrente tuvo un rival que fue claramente superior. «Es un superequipo que nos ha metido dos goles en las dos primeras ocasiones que ha tenido. Además, han venido con una mentalidad muy fuerte defensiva y tienen jugadores, como es el caso de Villa, que te toca una y te la mete, se ponen por delante y eso te cambia todo», afirmó.
Camacho también reconoció que alguno de los goles ches «se pudo evitar» y señaló que «si nos hubiéramos puesto 1-2, les habríamos complicado la vida, pero el Valencia, repito, ha venido aquí con una mentalidad muy fuerte y defensiva muy grande».
Hasta en tres ocasiones, Unai Emery trató de evitar un juicio sobre la actuación arbitral, desviando sus declaraciones hacia un análisis del encuentro o lo mucho que apoya la afición rojilla -el técnico valencianista fue una de las dianas preferidas de la grada- a su equipo. «El árbitro ha hecho su trabajo» fue lo único que se le consiguió sonsacar. El hondarribitarra valoró como muy positiva la aportación en las llegadas de Albelda y Marchena, ambos goleadores ayer.N.M.
Además de la dolorosa derrota contra el Valencia, Osasuna deberá hacer frente a las bajas de tres titulares que no estarán por sanción en La Romareda, cada una en una línea diferente. Patxi Puñal sumó su quinta tarjeta, Pandiani vio la roja tras doble amarilla y un desquiciado Miguel Flaño se marchó a vestuarios antes de tiempo merecidamente por una dura entrada a Banega,
El Sadar tuvo su momento emotivo en los prolegómenos del choque contra el Valencia cuando desde megafonía se recordó la reciente muerte de Margarita Lizarraga, madre de Enrique Martín Monreal. La grada se solidarizó con el que fuera entrenador del primer equipo y Promesas mediante un sonoro aplauso.