El presidente iraní, Mahmud Ahmedinejad, ordenó ayer a la Agencia Nuclear Iraní la construcción de al menos cinco nuevas plantas de enriquecimiento de uranio y que determine en qué puntos del país se podría contemplar la instalación de otras cinco más, según informó la televisión estatal iraní.

Cada una de estas plantas tendría el mismo tamaño que la que actualmente se encuentra en Natanz -que alberga 7.000 centrifugadoras-, y se espera que la construcción comience, como muy tarde, en dos meses, de acuerdo con la información citada por la cadena Sky News.

Ahmedinejad mostró su intención de que, una vez completado el macroproyecto, la República Islámica de Irán sea capaz de generar hasta 300 toneladas de combustible nuclear al año.

Uranio al 20%

Paralelamente, el presidente iraní anunció que el Gobierno examinará en su reunión del miércoles la posibilidad de producir uranio enriquecido al 20%.

Estas decisiones responden al mandato del Parlamento de Teherán, que instó el sábado al Gobierno a reducir su cooperación con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).

226 diputados de un total de 290 rubricaron una carta en la que reclaman esta medida como respuesta a la adopción por parte de la AIEA de una resolución de condena a Irán por su programa nuclear y en la que le insta, bajo amenazas, a suspender la construcción del nuevo centro de enriquecimiento de uranio de Fordo (centro), cerca de la ciudad santa de Qom, de cuya existencia informó el Gobierno iraní en setiembre. Dirigiéndose a los diputados, el presidente del Parlamento, Ali Larijani, lanzó una clara advertencia a las grandes potencias nucleares mundiales.

«No piensen que ese juego les va a dar bazas en una negociación (...) No obliguen al Parlamento y a la nación iraní a escoger otra vía y a reducir seriamente su cooperación con la AIEA», advirtió Larijani.

Antiguo negociador sobre el dossier nuclear, encuadrado en el ala conservadora y no alineada con Ahmedinejad, Larijani anunció nuevas medidas «si no abandonan esa ridícula política del gato y el ratón».

En la carta, los diputados iraníes denuncian el «doble rasero» de la AIEA e instan al Gobierno a proseguir con su programa nuclear, «perfectamente legal», recuerdan.

Los firmantes del escrito «saben perfectamente que EEUU y Gran Bretaña están tras la resolución» y arremeten duramente contra el presidente de EEUU, Barack Obama, a quien acusan de seguir «el mismo camino» que su predecesor, George W. Bush.

Irán ya advirtió el viernes que podría reducir su colaboración con la AIEA e incluso abandonar esa agencia, en la que no están alineadas potencias nucleares como Israel, India y Pakistán. Precisamente es la adscripción de Teherán a este organismo la que está sirviendo, principalmente a EEUU y a sus aliados, para marcar sucesivas exigencias en un intento de cortocircuitar el programa nuclear iraní, civil según el Ejecutivo de Teherán, y susceptible de usos militares, insiste un país (EEUU) que cuenta con el mayor arsenal nuclear del mundo y que ha bendecido, implícita o explícitamente, los arsenales nucleares de Israel e India.

Presión consensuada

La Junta de Gobernadores de la AIEA emitió el pasado viernes una dura condena contra Irán. Esa vez tanto Rusia como China hicieron suya la propuesta, realizada por Alemania a instancias de las potencias occidentales.

La condena será enviada al Consejo de Seguridad de la ONU para la adopción de nuevas sanciones contra Teherán.

Tanto EEUU como Israel no ocultaron su satisfacción por el resultado de la votación en la Junta de Gobernadores (sólo Cuba, Venezuela y Malasia votaron en contra). Tanto Moscú como París instaron al Gobierno iraní a tomar en serio la señal y a adoptar medidas concretas. Ya tienen la respuesta.