Himalaya Nemjung
Graziani-Tommsdorff firman otra obra maestra
Los alpinistas franceses se hacen con la primera ascensión de la cara sur del Nemjung (7.139 m) hasta la arista cimera. Se trata de una ruta muy exigente con 2.400 metros de recorrido y 45 largos y mucho ensamble. Los franceses catalogan la actividad de ED+.
Andoni ARABAOLAZA
Mientras que la temporada de los ochomiles quedaba cerrada a cal y canto, alpinistas de la comunidad internacional no perdían oportunidad para batirse con picos menos altos, mucho menos conocidos, con caras que no conocían ascensión alguna (o muy pocas) y con dificultades técnicas de consideración.
Aunque ya sea a cuentagotas, todavía siguen llegando escaladas con ese tipo de características; algunas de ellas, además con resultados excelentes y de bonita aportación. Justamente os traemos a estas páginas dos que cuentan con todos los ingredientes que hasta ahora hemos señalado.
Y empezamos en Nepal con un sietemil llamado Nemjung (7.139 m). Pues bien, los alpinistas franceses Yannick Graziani y Christian Trommsdorff se hacen con la primera ascensión de la cara sur de este sietemil. No logran hacer cima, pero llegan hasta la arista cimera, aproximadamente 130 metros por debajo del punto más alto de la montaña.
Un pico nepalí que no pasa desapercibido para los alpinistas que buscan otras sensaciones que no sean sólo las de la pura y dura altitud. Eso les ha ocurrido a los dos protagonistas de estas líneas. Sí, Graziani y Trommsdorff son de los habituales en montañas más bajas que los ochomiles, pero con el ingrediente de buscar nuevas líneas vírgenes y técnicas.
Quizás algunos lectores recordarán las dos últimas actividades de estos alpinistas de referencia. Hace tres años se batían con el Chomolonzo (7.804) y en el 2007 con el Pumari Chishh (7.350 m); calificando esta última como la «cima virgen más bonita del mundo». Durante este otoño, entre el 11 y 16 de octubre, ascendían por primera vez la cara sur del Nemjung; la tercera gran ruta que han realizado en estos 5 últimos años. Una nueva actividad, una nueva obra maestra, que como las anteriores lleva el sello del estilo alpino.
«La más bonita»
La verdad sea dicha, los alpinistas franceses no tenían al sietemil nepalí entre sus objetivos prioritarios. Querían ascender un ochomil, el Manaslu, pero la poca aclimatación y las malas condiciones de la montaña les hicieron desistir. Por ello, se decantaron por otro objetivo: «La montaña estaba muy cargada de nieve y, además, nuestra aclimatación era muy escasa. Sólo contábamos con tres noches a 5.200, 5.400 y 5.600 metros en las aristas este y oeste de nuestro campamento base. Luego, desgraciadamente, estuvimos encerrados en nuestras tiendas 12 jornadas por culpa del mal tiempo. Visto este panorama, decidimos ir al Nemjung con el objetivo de abrir una nueva ruta en alguna cara virgen».
El resultado, como en las dos anteriores actividades realizadas en sietemiles del Himalaya, ha sido muy satisfactorio. Y es que los franceses abrían la primera vía en la cara sur del Nemjung. No pisaban la cima, pero se quedaban a escasos 130 metros de ella, justo en la arista cimera.
En total, fueron seis jornadas de actividad para escalar 2.400 metros en 45 tiradas y mucho ensamble; según los alpinistas, un 25%. Sobre las características de la escalada llevada a cabo, los franceses señalan que se trata de un recorrido salpicado de muchos tramos de hielo, mixto y nieve, y unas pocas tiradas en roca: «Encontramos muchos tramos de nieve delicada, pero también fantásticos corredores y escalada mixta. En términos generales, nuestra ruta se caracteriza por ser muy exigente y con complicados rápeles durante el descenso. Tuvimos que escalar de regreso un corredor en la base de la primera torre que habíamos rapelado al subir».
Sobre las dificultades que se encontraron durante el ascenso, Graziani y Trommsdorff informan que se trata de una vía de ED+. Hay que señalar asimismo que emprendieron la actividad en estilo alpino y muy ligeros. La cordada francesa se llevó consigo dos cuerdas de 60 metros, cuatro tornillos de hielo (insuficientes para lo que se encontraron en la línea), seis friends, unos pocos fisureros y algunos mosquetones.
La escalada fue totalmente en libre, comenzando a 4.750 metros de altura y vivaqueando a 5.300, 5.800, 6.200 y 6.500 metros.
Como adelantábamos, la cordada comenzaba la actividad el 11 de octubre: «Esperamos tres días enteros después de una gran nevada. Fueron seis jornadas por el espolón sur y sin peligros objetivos en condiciones bastante estables; eso sí, salvo durante el último minuto de la travesía de un corredor bajo el gran serac. Durante el segundo día ayudó el intenso frío. Por otro lado, el corredor de debajo de la primera torre tenía algunas secciones mixtas con roca muy mala, y durante el tercer día la ausencia de viento fuerte probablemente evitó que nos cayeran carámbanos del primer serac sobre la arista».
No hicieron cima, ya que hubiera caído un vivac en la larga y plana arista. Además, según informan, la ventana de buen tiempo se estaba cerrando y se sentían demasiado débiles para aguantar una jornada más. Además, el día anterior Trommsdorff se llevó un buen golpe en el casco al caerle un bloque de hielo, por el cual «me sentía un poco aturdido, aunque nunca llegué a perder la conciencia».
Una vez finalizada la actividad, esta es la conclusión a la que han llegado los franceses: «Quizás haya sido la actividad más bonita que jamás hayamos hecho. No tiene largos tan difíciles como el Chomolonzo o Pumari Chishh, pero sí es más mantenido y expuesto. Siempre con la incertidumbre sobre cómo resolver los pasos claves. Durante el descenso tuvimos momentos de «ausencia»».
La nueva línea de cara sur cuenta con 2.400 metros de recorrido, es muy mantenida y expuesta, y tiene una dificultad de ED+.
Tras 45 largos y mucho ensamble, Graziani y Trommsdorff no consiguieron hacer cima; se dieron media vuelta en la arista cimera.
La del Nemjung es la tercera gran actividad llevada a cabo por los franceses en sietemiles tras las del Chomolonzo y Pumari Chishh.
Como los alpinistas franceses, los siguientes protagonistas también escalaron un sietemil técnico y en estilo alpino. En esta ocasión se trata del Jasemba (7350 m) o Nangpa Gosum I, una montaña que se encuentra en las estribaciones de Nepal y Tibet. Es conocida como «la montaña de la fortuna», y, como el anterior sietemil, apenas conoce tránsito en sus diferentes vertientes.
Una de esas escaladas ya la recogimos en estas páginas. Fue hace dos años cuando los sudtiroleses Karl Unterkircher y Hans Kammerlander se hacían con la cara suroeste; eso sí, sin cima, y es que se dieron media vuelta en la misma cresta somital. También ha habido un intento de eslovenos. Estos hacían cumbre en 2004 por la cara sureste y la parte sur. Y la primera de todas, es decir, la primera ascensión a la montaña fue la realizada por un equipo japonés en 1986.
Dos años sin intentos hasta que llegaron a la base de la montaña una cordada de alpinistas compuesta por Michael Lerjen y los hermanos Samuel y Simon Anthamatten.
El trío apostó por la cara sur de la montaña, y, en esta ocasión también, el resultado fue excelente. En cuatro días de escalada, cinco de ida y vuelta, los alpinistas suizos se hacen con la cara sur del Jasemba en estilo alpino. Escalaron una línea a la que han llamado «Hook or Crook», de 1.550 metros de recorrido y dificultades de VI, 90º y M5.
Tras cuatro días de aclimatación y de análisis del objetivo que tenían entre manos, los Anthamatten y Lerjen estuvieron esperando el momento adecuado para atacar.
La escalada en sí comenzaba el 26 de octubre, concretamente desde los 5.800 metros de altura. Allí hicieron vivac, y a la jornada siguiente empezaba la verdadera salsa. Y es que durante toda la subida, los suizos se encontraron con secciones de hielo y roca vertical y nieve nada segura.
«En las dos primeras jornadas, la nieve estaba en muy malas condiciones: muy profunda, peligrosa y setas que teníamos que estar sorteando. El segundo vivac lo montamos a 6.500 metros. La tercera jornada se caracterizó por una escalada en roca de un tramo duro de unos 150 metros. A 6.900 realizamos el último vivac. Por delante nos quedaban 300 metros para llegar a la cima. En ese último tramo la nieve también se las deseaba. Finalmente, hicimos cumbre hacia las dos y media de la tarde», señalan los protagonistas.
Sobre el descenso, los alpinistas suizos informan que realizaron un vivac a unos 6.900 metros de altura; justo en una grieta. Al día siguiente, gastaron todo el material que llevaban haciendo unos 25 rápeles; hasta utilizaron un bastón telescópico. Llegan sanos y salvo al campo base.
«La verdad es que el hielo se dejaba para asegurarse, pero la nieve era tan mala que nuestros nervios estaban de punta, ya que era avanzar un paso y luego retroceder dos», informa Simon Anthamatten.