Si para medir el alcance de determinados movimientos políticos hay que fijarse en las reacciones de sus adversarios, lo que está pasando en Catalunya es poco menos que un terremoto.

Ayer en «El Semanal Digital», Santiago Abascal, que fue parlamentario por Araba, se dirigía a José Montilla en términos casi apocalípticos.

Tras iniciar el escrito con un «Detestable José», el ex parlamentario fachendoso se tiraba a degüello: «Hijo renegado de Iznajar, bravucón de tres al cuarto, irresponsable de marca mayor; que usas tu catalanismo de converso para atizar la convivencia, que amenazas con las `últimas consecuencias' hasta partir en dos tu alma española, que preventivamente y de boquilla te sublevas ante el Imperio de la Ley». Insisto, por si no cree no haber leído bien: se dirige a José Montilla, president del Govern de Barcelona y militante del PSOE. Se le nota cabreado a Santi, ¿verdad?

Y ahora busca cómplices: «Son algunos los que secundan tus andanadas de cateto, sumándose a tu desafío de perro ladrador, y que ahora nos dicen que habría de matarse a todo español. Son otros, tus esbirros de la prensa adicta, los que te sirven editoriales en bandeja». A eso se le llama respetar la libertad de prensa...

Pero hay más que políticos y periodistas. También está la gente: «Son, incluso muchos, los ciudadanos catalanes que habéis contagiado con vuestro fanatismo, vuestra irresponsabilidad, vuestro egoísmo y vuestro odio. Ese cuarenta por ciento que arrastrasteis a la infamia de votar vuestro nuevo, vulgar, ridículo y desleal estatuto». Pues si es tan chungo, no veo por qué les preocupa tanto.

Ahora saca pecho y se pone en plan patriota: «Inconsecuente José; que sacas a pasear tu dramatismo irreal, que apelas a las últimas consecuencias, que no tienes la valentía para proclamar el `Estat Catalá'; has de saber que somos muchos, millones, los españoles -también catalanes- que estamos dispuestos a defender nuestra Nación y nuestra Constitución democrática hasta las `últimas consecuencias', ésas que tu habrás de definir con exactitud en su momento, siendo leales a nuestro juramento a la bandera y a la legalidad vigente». Y la cabra, ¿cuándo saca a la colorista cabra legionaria?