Mikel Laboa: el legado imborrable de una creación musical, artística y muy humana
El teatro Victoria Eugenia fue ayer escenario de lujo para «Mikel Laboa 180º», una original iniciativa que recordó al irrepetible cantautor en el primer aniversario de su muerte. No faltó el homenaje, que se sustanció en la entrega a su familia de la Medalla de Oro de Donostia que, a título póstumo, concedió a Mikel Laboa el Ayuntamiento días después de su muerte. Sin embargo, los artistas que participaron en el evento quisieron dar un paso más para destacar y reforzar la figura del donostiarra, poniendo de relieve no sólo la profundidad sino también la amplitud de su influencia en la música y la cultura vascas. Así, nombres consagrados por la calidad y el tiempo compartieron escenario con jóvenes promesas; estilos emparentados directamente con la obra de Laboa dejaron paso a concepciones musicales más distantes sólo en apariencia, porque a todos unió el reconocimiento de una influencia insoslayable, la del creador desaparecido hace ahora un año. Un año que ha servido para constatar que el vacío de su desaparición se llena cada día en Euskal Herria con el presente perpetuo de su enorme legado musical, cultural y humano.