Walt Becker reincide en su exitosa fórmula de hacer humor infantil con personajes adultos, que tan buenos resultados comerciales le diera en su anterior «Cerdos salvajes». Con el argumento de «Dos canguros muy maduros» el proceso de infantilización se hace todavía más evidente, pues ahora los talluditos John Travolta y Robin Williams deben ejercer de niñeras y ponerse a jugar a cuatro patas con dos criaturitas. El uno es un solterón que se sigue creyendo seductor y no quiere saber nada de tener hijos, mientras que el otro es un divorciado al que una ex le reclama la tardía paternidad de un par de mellizos. Ninguno de los dos tiene mano con los niños y cometen el error de llevárselos de campamento, lo que les acarreará más de una humillación, por no hablar de una visita al zoo que se presta a mayores escarnios públicos si cabe. En fin, que si algún espectador masoquista se queda con ganas de más ración de involutivo infantilismo no debe de preocuparse, porque Walt Becker está preparando ya dos comedias más de la misma guisa, y aunque no ha cerrado los posibles repartos es de suponer que Travolta y Williams no tendrán inconveniente en repetir sus fáciles papeles de niños grandes.