Lucha contra el cambio climático
Van Rompuy y Merkel comienzan a marcar su territorio
Josu JUARISTI I
Dicen que Herman van Rompuy, a quien apenas se ha visto en Bruselas desde su designación, ha entrado con fuerza en el Consejo Europeo, aunque, oficialmente -como recordó él mismo ayer-, asumirá sus funciones el 1 de enero. Parece que su primer objetivo, avalado, se supone, al menos por Berlín y París, es «aligerar» las mastodónticas cumbres europeas para hacerlas más operativas. Hasta ahora, estas citas reunían a jefes de Estado y de Gobierno y, en muchas ocasiones, también a los ministros de Asuntos Exteriores.
Sin embargo, es bien sabido que casi todos los consejos europeos -incluido éste- se celebran con un pliego de conclusiones ya trabajado y consensuado por los embajadores permanentes de los estados ante la Unión, así que la presencia de ministros es innecesaria. El Consejo Europeo es el «núcleo duro» de los jefes de Estado y Gobierno y meter más gente es aumentar gasto y burocracia. El problema es que algunos creen que eso les quita visibilidad, porque a menos participantes los Nicolas Sarkozy y Angela Merkel de turno les comerán más fácilmente aún la tostada ante los medios. Y ahora, además, está Van Rompuy para chupar cámara y restarles protagonismo (José Luis Rodríguez Zapatero estará preocupado al constatar que el presidente del Consejo Europeo parece menos gris de lo que preveían, lo que le augura una rotación semestral al frente de los consejos de ministros de la UE -excepto los de Exteriores- menos mediática de lo que les gustaría). Habrá mucho «más Herman» y «menos José Luis» en las cumbres, que es donde las presidencias ganan protagonismo. Herman Van Rompuy comienza a marcar el territorio.
Uno de los aspectos que menos atención recibirá será, sin duda, la confirmación de que Uwe Corsepius, jefe de asesores de Merkel para asuntos europeos, relevará dentro de año y medio al secretario general del Consejo de la UE, el francés Pierre de Boissieu, toda una leyenda en el circuito comunitario que fue designado para el cargo en la anterior cumbre. El diplomático francés fue nombrado para su nuevo puesto en el mismo Consejo Europeo extraordinario que designó a Herman van Rompuy como presidente semipermanente del Consejo Europeo y a Catherine Ashton como Alta Representante para Asuntos Exteriores. De Boissieu, antiguo representante permanente del Estado francés ante la UE, ha sido el segundo de Javier Solana (que ostentaba una función doble: Alto Representante y secretario general del Consejo) hasta este momento pero, de facto, ha funcionado como el verdadero secretario general del Consejo.
El puesto de secretario general del Consejo es uno de los tres creados u oficializados por Lisboa. Es menos visible que los otros dos, pero crucial en la organización del entramado administrativo del Consejo y su poder es mucho mayor del que sugiere su gris perfil. En su momento apenas trascendió la designación de Pierre de Boissieu, mucho menos el relevo pactado de Corsepius, pero así se entiende mucho mejor la aparente pasividad de Angela Merkel en el Consejo Europeo que nombró a Van Rompuy y a Ashton, especialmente si tomamos en cuenta que el actual presidente del Bundesbank, Axel Weber, podría situarse a la cabeza del Banco Central Europeo también en 2011.
En este Consejo Europeo de cierre de la Presidencia sueca ha saltado, además, un tema que podríamos calificar de colateral, pero que ha merecido, al menos, la atención de Gordon Brown. El primer ministro británico declaró ayer que en este momento de crisis no es razonable que los funcionarios de las instituciones europeas reciban un aumento de salario del 3,7%. La subida, que es la que corresponde a este ejercicio según el convenio pactado para diez años, afecta a 44.500 funcionarios de la Comisión, Consejo y Parlamento. Lo que no dice Brown es cómo responderán al aviso de huelga que podría paralizar la Unión. El primer paro, de tres horas, es el lunes.