Aizpurua llega a Usurbil tras abandonar la cárcel de Perpinyà y quedar libre en La Junquera
GARA |
José Domingo Aizpurua volvió ayer a Usurbil tras cumplir la condena impuesta por los tribunales franceses y quedar en libertad en la punto fronterizo de La Junquera. El primer recibimiento que le tributaron sus convecinos estuvo marcado por el acoso de la Ertzaintza.
Aizpurua, de 57 años, fue arrestado en 2003 y los últimos años ha estado preso en la cárcel de Perpinyà, que abandonó ayer para ser expulsado a La Junquera, donde le esperaban allegados.
No es la primera vez que Aizpurua ha estado encarcelado en el Estado francés. En la anterior ocasión, en 1994, nada más salir de prisión fue detenido de nuevo por agentes de la Policía francesa y entregado a la Guardia Civil. Entonces denunció gravísimas torturas que fueron denunciadas incluso por el Comité Europeo para la Preven- ción de la Tortura.
Hace unos días, la asociación Usurbilen Nahi Ditugu alertó del riesgo inminente de expulsión del Estado francés de Aizpurua y del temor de que se reprodujeran los hechos de hace quince años. Además, el estado de salud del preso político, que ha sido tratado recientemente de un cáncer, era un motivo más de inquietud para la asociación, que el 24 de noviembre presentó una moción en el Ayuntamiento.
Por otra parte, las movilizaciones por los derechos de los presos se repitieron ayer. En Barañain, un centenar de personas recordaron a Karmele Solaguren, fallecida hace ahora cinco años por la política de dispersión.
En Ortuella 26 personas se concentraron por el preso Anjel López, en huelga de hambre por el riesgo de ser entregado. Asimismo, 20 se reunieron en Antzuola y Mundaka; 22 en Berriz y Zegama; 120 en Bilbo, Lekeitio y Lizarra; 152 en Ondarroa; 55 en Deba; 30 en Getaria y Lezo; 66 en Aulesti; 80 en Lazkao; 30 en Elizondo; 70 en Bergara; 54 en Andoain; 37 en Etxarri Aranatz; 95 en Galdakao; 38 en Berriozar; 210 en Errenteria y Zarautz; 11 en Gatika; 325 en Hernani; 30 en Albistur; 18 en Bera; y 45 en Amurrio.