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DERBI EN SAN MAMÉS

Dos gladiadores en la parcela ancha

Apenas hay tres kilómetros de distancia entre sus pueblos de origen y se hicieron futbolistas sobre el verde de los mismos campos de entrenamiento. Sin embargo, sus carreras han discurrido por derroteros bien diferentes, aunque con la enseña común del pundonor y la entrega cuando saltan al césped.

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Natxo MATXIN I

Pablo Orbaiz y Patxi Puñal acumulan un buen número de muescas en su cinturón de derbis. Toda una década enfrentándose en la parcela ancha del campo y demostrando, como ayer lo hicieron, que se lo van a poner francamente difícil a todo aquel que ose arrebatarles el puesto, pese a que los dos jugadores navarros ya están en la treintena.

Estandartes de sus respectivos clubes en la época más reciente y brazos ejecutores sobre el terreno de juego de la estrategia diseñada por sus técnicos, Puñal y Orbaiz son el fiel reflejo de ese futbolista de raza que enarbola la bandera del sacrificio como su mejor arma táctica. La de quien no da un balón por perdido y sigue teniendo un último resuello en el tiempo de descuento para empujar a su equipo, pese a que su oficio no sea tan reconocido como el de los goleadores o esos jugadores desequilibrantes por los que se paga un ojo de la cara.

Los dos pivotes demostraron su profesionalidad sobre la alfombra de San Mamés, algo que queda fuera de toda duda a estas alturas de la trayectoria de ambos, pero con desigual fortuna, cierto es. Los tempraneros goles del Athletic cuando apenas se habían superado diez minutos determinaron la labor de uno y de otro.

El de Elkano, con la clara diferencia en el marcador, sostuvo a sus compañeros especialmente en la faceta defensiva, donde apoyó a los centrales en la labor de marcaje a Dady e intentando evitar que el balón llegara a las cercanías de Camuñas. El uhartearra, por su parte, se vio obligado a empujar a su equipo hacia delante, no siempre con claridad, amén de multiplicarse en tratar de abortar las rápidas y peligrosas contras de la escuadra vizcaina.

Mesa de negociaciones

Obligado por el adelantamiento de líneas de Osasuna tras el paso por vestuarios y la presumible reprimenda de Camacho, Orbaiz centró todavía más sus esfuerzos en sofocar las tímidas acometidas de la escuadra encarnada. Enfrascado en esa tarea de refriega en la medular, el de Egesibar vio una tarjeta amarilla al cuarto de hora de la reanudación tras un salto con Nekounam en el que el trencilla interpretó que el rojiblanco utilizó sus brazos de manera irregular.

Por sus cercanías, un motivadísimo Puñal tras haber visto las últimas jornadas desde la frialdad del banquillo trataba con más corazón que cabeza de catapultar a sus huestes en pos de un milagro que, conforme avanzaban los minutos y la dinámica del encuentro, más difícil se ponía su materialización. El capitán rojillo se ofreció con denuedo y cabalgó arriba y abajo durante los noventa minutos, pero también estuvo desacertado a la hora de combinar, en la tónica de lo que fue el juego del resto del equipo encarnado.

A ambos les vendrá bien el descanso navideño. El primero para disfrutar de la privilegiada posición en la que se encuentra un Athletic que aspira a puestos europeos y codearse con los mejores. El segundo, como un tiempo de reflexión para airear la mente y recuperar el tono que la escuadra navarra tenía hasta la jornada en que se midió al Barcelona y que ya no ha vuelto a desplegar en los siguientes encuentros que ha disputado. Tras el parón para comer los mazapanes y el turrón, los dos gladiadores regresarán a la arena del gran circo futbolístico.

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