Irán condiciona un posible acuerdo nuclear al cese de las amenazas
Teherán reitera que no está fabricando la bomba atómica y se declara dispuesto a alcanzar un acuerdo sobre el enriquecimiento de uranio si Estados Unidos y los países occidentales dejan a un lado sus continuas amenazas y se comprometen a respetar a la República Islámica, según aseguró el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en una entrevista ofrecida a la agencia France-Presse.
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«Todo es posible», declaró el mandatario iraní, Mahmud Ahmadineyad, en una entrevista concedida a la agencia France-Presse, al referirse a la cantidad de uranio que Irán podría enviar al extranjero mediante un intercambio para obtener combustible para su reactor de investigación en Teherán.
«400 kilos, 800 kilos, no es nada. Pero no en un clima en el que se nos amenaza. Deben cambiar de vocabulario, con respeto y en la legalidad. En ese caso estamos dispuestos a sentarnos para llegar a un acuerdo», afirmó el presidente persa.
Las grandes potencias pedían que salieran de la República Islámica 1.200 kilos de uranio levemente enriquecido. De esta manera, aseguraron, se garantizaría que dicho uranio no fuese empleado para la fabricación de armas atómicas.
«No era un problema»
«Desde el principio, entregar 1.200 kilos de uranio (levemente enriquecido) no era un problema para nosotros. Pero vimos que lo transformaron en un escándalo político para presionarnos. Dijeron que querían tomar ese uranio para impedir que Irán fabricara la bomba», explicó Ahmadineyad.
«1.200 kilos no es una gran cantidad. Tenemos la tecnología y producimos actualmente ese uranio enriquecido al 3,5%. Estamos disconformes con la manera en que (los occidentales) actúan con nosotros», agregó.
Además, el mandatario iraní también se refirió a las continuas amenazas dirigidas contra su país, pero afirmó que no afectarán a Irán.
«Nos amenazan ahora con sanciones, resoluciones y presiones; es un paso atrás pero no padeceremos esa situación», aclaró.
Estas declaraciones llegaron dos meses después de que, el pasado 18 de octubre, Irán rechazara un borrador de acuerdo -tal y como informó la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) el 21 del mismo mes- tras unas negociaciones entre Irán, Estados Unidos, Rusia y el Estado francés.
Dicho proyecto contemplaba que el uranio iraní fuera enriquecido por un tercer país con el objetivo de obtener el combustible necesario para su reactor nuclear de investigación.
Un responsable estadounidense apuntó que el acuerdo de la AIEA indicaba que Irán «enviara 1.200 kilos de uranio débilmente enriquecido a Rusia en un solo lote» para que fuera enriquecido al 20% y transformado después en el Estado francés en combustible para el reactor de investigación de Teherán.
A mediados de diciembre, el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Manuchehr Motaki, afirmó que Irán estaba listo para intercambiar, en la isla iraní de Kish -situada en el Golfo-, 400 kilos de su uranio levemente enriquecido al 3,5% a cambio de la misma cantidad enriquecida al 20% para iniciar un proceso de negociación con las grandes potencias.
Esta propuesta fue rechazada por Estados Unidos, que afirmaron que no presentaba «nada nuevo».
«Nuestra propuesta es transparente. Si hubiésemos querido fabricar una bomba atómica, tendríamos la valentía de decirlo. Cuando decimos que no la fabricamos, no lo hacemos porque no creemos en la bomba atómica», sentenció el presidente Ahmadineyad.
Miembros de la resistencia iraquí consiguieron piratear el sistema de vídeo de las aeronaves no tripuladas Predator que el Ejército estadounidense emplea para vigilancia aérea y recolección de datos de inteligencia, según dieron a conocer los medios de comunicación en EEUU.
Un alto funcionario de Defensa dijo que los combatientes pueden ver las transmisiones pero no hay evidencias de que sean capaces de interferir en las señales electrónicas de las naves ni de controlar sus movimientos. Obtener dichas transmisiones puede dar a la resistencia información comprometedora sobre los blancos de los militares, además de edificios, carreteras y otras instalaciones.
El diario «The Wall Street Journal» informó el pasado jueves de que combatientes chiíes en Irak utilizaban programas electrónicos disponibles para el consumidor, como el «SkyGrabber», que cuesta unos 18 euros (26 dólares) en internet, para capturar transmisiones de los aviones.
Las interceptaciones son posibles porque algunos de los aviones utilizan transmisiones no codificadas, pero el funcionario dijo que el Departamento de Defensa está trabajando en codificar todas las transmisiones de los aviones no tripulados en Irak, Afganistán y Pakistán.
Los militares sabían de la vulnerabilidad del sistema desde hacía más de una década, pero suponían que sus adversarios no serían capaces de explotarla.
Fuentes del Pentágono señalaron que el problema se habría solucionado encriptando las imágenes de vídeo que toman esos aviones, aunque «no está claro si el problema se ha resuelto por completo». GARA
