DERBI EN SAN MAMÉS
Ni horario ni meteorología restaron un ápice de ambiente
Hace ya mucho tiempo que en el fútbol no mandan ni las federaciones ni los dirigentes de los clubes, ni siquiera sus principales actores, los futbolistas. Vendieron su alma al «diablo» de las televisiones, que son quienes ahora manejan el cotarro.
Natxo MATXIN I
Y éstas decidieron que el encuentro de ida de nuestro único derbi en la máxima categoría -confiemos en que la Real se una a la fiesta la próxima temporada- se debía disputar en un horario más propio de Segunda que de un choque con características tan especiales.
Si a ello le sumamos que las inclemencias meteorológicas, especialmente por tierras navarras, no invitaban precisamente al desplazamiento, pues todo apuntaba a que el envite podía transcurrir por derroteros muy descafeinados en lo que a ambiente en las gradas se refería.
Nada más lejos de la realidad. Las aficiones de Athletic y Osasuna volvieron a demostrar que un derbi no es un partido más en el calendario liguero. La calle del licenciado más famoso de la capital bilbaina así lo atestiguó.
Eran los prolegómenos del partido y quien más quien menos ya había llenado el buche -algunos daba la impresión de haberlo hecho sólo con líquidos fermentados-, requisito indispensable para acumular fuerzas de cara a los noventa minutos que se avecinaban.
Luego, ya en las gradas, la alegría fue por barrios. El rojiblanco, con los dos tempraneros goles a su favor, vibró de lo lindo con cada llegada de los suyos a las inmediaciones del área navarra. La rojilla, capeando como mejor pudo el temporal y con la confianza siempre ciega de quien espera la remontada.
Pese al diferente rendimiento en el electrónico, ambas hinchadas acabaron con un tono positivo, la local pidiendo que botara San Mamés y felicitando sus diecisiete primaveras a Muniain, y la navarra coreando el Riau-Riau, como terapia alternativa al escaso fútbol que les brindaron los suyos.
También hubo espacio para la reivindicación en San Mamés. Abertzale Sur desplegó una pancarta en favor de «Egunkaria» y Herri Norte hizo lo propio exigiendo la independencia para Euskal Herria y en contra de la presencia de la selección española en tierras vascas.
Ya por la mañana Esait había solicitado en una concentración que se llevó a cabo a las 13.00 en la Plaza Arriaga justo la reclamación de una selección propia y que el derbi trancurriera por los cauces normales de deportividad y hermanamiento entre ambas aficiones.