Después de diez años en los que fue Juan José Ibarretxe quien se dirigió a los telespectadores de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa de modo ininterrumpido, anteayer Patxi López realizó su primer discurso de fin de año como lehendakari. En él, además, se centró en sí mismo, más concretamente en defender su llegada a Ajuria Enea y el modo en que está gobernando.

En un momento en que el Euskobarómetro ha constatado un creciente rechazo a la acción de gobierno de López -que llega ya al 71% de los encuestados-, el inquilino de Ajuria Enea empezó subrayando que «quisiera empezar agradeciendo a la sociedad vasca su madurez al haber asumido con total normalidad democrática el cambio de Gobierno; la alternancia».

En paralelo, destacó los acuerdos obtenidos durante sus siete meses de gobierno, entre ellos los logrados con el PNV, que dice que lo hace para minimizar los daños del Gobierno del PSE en estos cuatro años. «Etoy satisfecho de tener un Gobierno estable gracias a un acuerdo de principios con el PP vasco y de haber suscrito, a la vez, un pacto de estabilidad institucional con el PNV», presumió López. «De haber puesto en marcha la mesa de dialogo social que nos ha permitido pactar con sindicatos y empresarios medidas necesarias para estos tiempos de crisis. O de haber pactado con la mayoría sindical el convenio de la función pública que afecta a cerca de 80.000 trabajadores y trabajadoras. O haber llegado a un acuerdo con Eudel, con los ayuntamientos vascos, para la defensa de la libertad en espacios públicos», añadió.

«El gobierno más fuerte»

Pese a los resultados del Euskobarómetro y la constatación generalizada de que sólo representa a la minoría de la ciudadanía, Patxi López aseguró que «puedo decir que tenemos el gobierno más fuerte de la última década porque hemos sido capaces de demostrar, en sólo ocho meses, que se puede gobernar desde el diálogo y buscando pactos con quienes piensan de manera diferente. Somos más fuertes si estamos más unidos».

El resto de su intervención lo dedicó el nuevo lehendakari a defender primero su estrategia de «cerrar espacios de impunidad» a los apoyos a los presos, y a prometer después que no dejará solas a las víctimas de la crisis económica.

Al final reiteró, como ya hizo en la recepción navideña, que piensa abrir un debate social sobre el futuro de la CAV. Anticipó preguntas como «¿Qué modelo de crecimiento económico queremos? ¿Qué modelo fiscal? Qué modelo energético? ¿Qué modelo educativo y sanitario? ¿Cómo sostenemos nuestras políticas sociales?».