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Argiñe Arregi, Jokin Revilla, Lander Garcia Ahaztuak

Agur eta ohore, Florentino Llona, eusko gudaria

Un pasillo de ikurriñas y el aurresku de honor acompañaron el féretro de este gudari en sus últimos momentos sobre su tierra vasca, cuando emprendía el camino hacia ese sueño

Le conocimos en el año 2006 cuando hicimos nuestro primer acto de homenaje a los represaliados por el régimen franquista y a todos los luchadores contra ese régimen.

Entre el nutrido grupo de hombres y mujeres que aún vivía en esas fechas para dar fe de la amplitud de ese honroso y a la vez cruel elenco en el pueblo de Bakio a todos los que no le conocíamos nos llamó la atención un hombre cuya altura y buen porte todavía hablaba de una vigorosa juventud, vestido con una gabardina sin abrochar a pesar del frío y de la humedad de aquel diciembre, con txapela, callado durante todo el acto, aunque -como luego nos dimos cuenta- no ajeno a las emociones...

Al término del evento pudimos comenzar a conocerle mejor, al entablar una conversación con él que cada vez se fue haciendo más fluida, aunque nunca dejó de evidenciar que no solía hablar por hablar y que la parquedad de palabras no está reñida para nada con la profundidad ni con la intensidad de las ideas y los sentimientos, cosas ambas que a este hombre no hicieron sino crecerle con los años.

Aquel día compartimos junto con él y sus familiares, y con más de un centenar de personas vecinas de Bakio, una comida que aún recordamos por la armonía reinante, por aquella comunión de memoria y de reconocimiento para los gudaris y milicianos que aún estaban presentes y también para los que ya no estaban, para las personas represaliadas, para los familiares de todos ellos. Bakio fue para todos nosotros, para Ahaztuak 1936-1977, un punto de inflexión que nos dio a entender la amplitud, la profundidad y la importancia de la memoria y de los sueños que defendíamos, que nos hizo ver lo irrenunciable que ha de ser la lucha por la verdad, la justicia y la reparación para todas las víctimas del régimen franquista y que también nos hizo ver que es posible hacerlo saliendo a la calle, convocando a las propias víctimas y a los luchadores que aún estaban y están junto a nosotros.

Hay hechos, personas y momentos que sin duda tienen un peso, un significado especial en hechos posteriores. En nuestro caso uno de esos momentos fue ese acto realizado en Bakio en 2006 y una de esas personas el hombre del que estamos hablando: Florentino LLona Elorriaga, vecino de este pueblo, gudari del Batallón Ariztimuño y que tras ser hecho prisionero fue condenado a un Batallón de Trabajadores en San Juan de Mozarrifar. Un hombre entero, nacionalista vasco y del EAJ-PNV desde sus años jóvenes. Un hombre que aquel día nos mostró en un momento no exento de clandestinidad, como corresponde a cualquiera que cree que por más años que hayan pasado su lucha sigue en pie, su tesoro más preciado: su cartilla de la Resistencia Vasca.

Recientemente le despedimos en un atardecer que envolvía la iglesia de Bakio y el sencillo funeral en el que estuvimos con su familia, sus amigos y sus vecinos y también con él, con su memoria y con su sueño y su deseo de una Euskadi libre dueña de su propio destino.

Un pasillo de ikurriñas y el aurresku de honor acompañaron el féretro de este gudari en sus últimos momentos sobre su tierra vasca, cuando emprendía el camino hacia ese sueño. En esos momentos no pudimos sino acordarnos de aquellas emocionadas palabras que nos dijo agradecido el día que le conocimos, en aquel homenaje en Bakio, y que a nosotros nos llenaron de orgullo y de seguridad en nuestro compromiso : «Nunca hubiese pensado morirme llevándome esto en los ojos...».

Eskerrik asko, Florentino! Agur eta ohore, eusko gudaria!

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