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A superar el listón

Carmelo RODRIGO Analista bursátil

El año 2009 pasará a la historia bursátil como un año extraño, muy extraño. Comenzó su andadura con unos cimientos endebles, la desconfianza instalada en el ánimo de todos y unas perspectivas micro y macroeconómicas como para echarse a temblar. El 9 de marzo tocaba fondo el Ibex, momento en el que no servían para nada los ratios o estimaciones ya que, ante la perspectiva del hundimiento generalizado, cualquier empresa a precio barato era simplemente cara.

Y de pronto, por arte de birlibirloque, la depresión trocó en esperanza; comenzaron a recuperarse los precios, de tal suerte que algunas empresas fuertes del selectivo han triplicado su valor en apenas nueve meses. ¿Motivos? Pues como siempre en bolsa, variados. De una parte, la sensación de cobijo ante la masiva intervención financiera de los Estados para evitar la debacle más la agresiva política monetaria de reducción de tipos de interés. De otra, los factores sicológicos tan importantes en la renta variable. El caso es que las principales bolsas mundiales han dibujado un movimiento en «V», al decir de los chartistas, dejando con las posaderas al aire a tantos y tantos que se ganan la vida haciendo pronósticos y estuvieron meses advirtiendo que una corrección brutal se cernía sobre las cotizaciones.

¿Qué pasará en 2010? Difícil augurio, aunque voy a recoger el guante. EEUU y las dos economías más potentes de la zona euro -Alemania y Francia-, en clara recuperación. En España, problemas generalizados: paro, decrecimiento y déficit público seguirán siendo portada de los noticiarios. Y la Bolsa, aunque sea por efecto mimético, moderadamente alcista, sobre todo en el arranque del ejercicio, para luego navegar por mor de los resultados empresariales, dejando los impulsos de lado. Creo que 2010 va a ser el año bursátil de las compañías con pequeña y mediana capitalización, salvadas de quiebras o concursos, que han hecho sus deberes tanto en la racionalización de su pasivo como en la adecuación de personal y su estructura accionarial. Téngase en cuenta que aunque el Ibex 35 ha sorprendido gratamente a propios y extraños, la mayor parte de las cotizadas no han sido invitadas al festival, y lógicamente debieran ser objeto de deseo tanto para inversores informados como para gestores institucionales. El quid radica en seleccionar con tino dichas compañías, separar el grano de la paja y procurar, en la medida de lo posible, no meter la pata en demasía. Al cabo, el triunfo en Bolsa radica en acertar una vez más de las que nos equivocamos, Ya lo saben: prudencia, información, vista de lince, paso de buey, diente de lobo, cara de bobo, y a sacar tajada de los mercados.

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