Matanza de civiles en Irak
Un juez desestima los cargos contra los cinco mercenarios de Blackwater
Un juez federal de EEUU desestimó el jueves los cargos contra los cinco mercenarios de Blackwater acusados de matar a diecisiete civiles iraquíes en 2007 al estimar una violación de sus derechos constitucionales. Bagdad anunció que apelará la sentencia ante los tribunales estadounidenses.
GARA | WASHINGTON
El Gobierno iraquí anunció ayer que se querellará contra la empresa de seguridad Blackwater, un día después de que un juez federal de EEUU rechazara los cargos contra cinco de sus agentes implicados en una matanza de civiles en septiembre de 2007 en el centro de Bagdad, por considerar que sus derechos constitucionales fueron vulnerados.
«El Gobierno iraquí comenzó a tomar las medidas necesarias para querellarse contra Blackwater por el asesinato de 17 ciudadanos iraquíes el 16 septiembre de 2007» en Bagdad, anunció el portavoz del Gobierno, Alí Dabagh, en un comunicado.
El juez Ricardo Urbina rechazó las acusaciones contra cinco mercenarios de Blackwater -que trabaja para el Departamento de Estado en el marco de la ocupación de Irak y también de Afganistán- de haber disparado contra civiles iraquíes, al considerar que fiscales y agentes federales utilizaron de manera inapropiada las declaraciones informales de los mercenarios, a quienes el Departamento de Estado les prometió inmunidad siempre que declarasen la verdad.
El Departamento de Justicia de EEUU dijo estar «decepcionado», mientras que el Gobierno iraquí, que pidió que fueran juzgados en Irak, mostró su indignación.
El 16 de septiembre de 2007, agentes de Blackwater que escoltaban a un convoy diplomático de EEUU abrieron fuego contra civiles iraquíes en la plaza Al-Nisoor de Bagdad. Cinco mercenarios fueron acusados por el Departamento estadounidense de Justicia de «homicidio voluntario» e infracción en el uso de armas por la muerte de 14 civiles.
En el tiroteo murieron 17 personas, pero la investigación del FBI estableció que tres de ellas podían justificarse como una respuesta a una amenaza.
«El Gobierno iraquí ha puesto a trabajar a todas sus instituciones para preparar la querella contra esta compañía», declaró el portavoz gubernamental.
Bagdad realizó su propia investigación y dijo que los agentes «utilizaron las armas cuando no había ninguna amenaza que requiriese usar la fuerza».
La matanza provocó la cólera de los iraquíes, que desde entonces no dejan de acusar a los agentes de seguridad extranjeros de tener el gatillo fácil y actuar con total impunidad.
El Gobierno retiró la licencia de explotación a Blackwater, cuyos contratos ascendían a millones de dólares anuales. Aquel suceso llevó a la firma a cambiar su nombre por el de Xe, en un intento de lavar su imagen.
Los cinco mercenarios -de entre 24 y 29 años de edad- se declararon «no culpables» a comienzos de 2009 de las 35 acusaciones que pesaban contra ellos. Blackwater, que en enero de 2009 contaba con cerca de 100.000 agentes en Irak, siempre se ha defendido alegando legítima defensa, pese a los informes del FBI que consideraron injustificada la actuación de sus agentes.
La masacre protagonizada por Blackwater en Bagdad puso fin a su contrato con el Departamento de Estado de EEUU para proteger a sus funcionarios en Irak y supuso su salida definitiva del territorio iraquí. Para reciclarse y sobrevivir a la pérdida del lucrativo contrato, así como a la mala publicidad y al deterioro de su imagen, la firma se ha dotado de un nuevo aspecto y un nuevo nombre, Xe Services Llc.
Según un artículo publicado en la web enfoque-estrategico.com, boletín on-line de defensa y seguridad, Xe ofrece ahora cursos para tripulantes de navíos mercantes y militares, además de servicios de prevención y protección de barcos contra la acción de piratas, un servicio para el que esperaba una avalancha de solicitudes.
Robert Young Pelton, ex asesor de la OTAN en Afganistán, constata en estas compañías una «inclinación permanente e innecesaria hacia el uso de la violencia, quizás estimulada por la sensación de que se es intocable o se está fuera del alcance de la ley», y destaca también que predomina «la búsqueda de la rentabilidad sobre cualquier otra consideración y una desvergonzada negligencia», aunque la Administración Bush las convirtiera en imprescindibles para sus Fuerzas Armadas pese a la más que dudosa calidad de sus servicios. GARA