La multitudinaria manifestación de Bilbo en apoyo a los derechos de las presas y presos políticos vascos le ha revuelto las tripas a algunos y ahora buscan el bálsamo en la represión contra quienes se manifestaron. Amén, claro está, de manipular el contenido del comunicado del EPPK.

Según el editorialista de «Abc», «la autorización por la Audiencia Nacional de la última manifestación por los presos etarras fue un grave error legal -era un acto de apoyo a ETA-, con evidentes perjuicios políticos, porque fue el pórtico social al anuncio de los terroristas». Pues ya tenía que ser un pórtico grande, porque cabían nada menos que 44.000 personas.

Y por si a alguien le quedaban dudas, el ultramontano escriba lo dejaba claro: «lo importante es que a este anuncio de los terroristas no le siga la estúpida candidez de los que aún creen que existen `halcones y palomas' entre los etarras y que el deber del Gobierno es apoyar a los `moderados'. Estos analistas fueron los ideólogos de aquel ignominioso proceso de negociación política entre el Gobierno de Rodríguez Zapatero, cuyas secuelas aún están por descubrirse».. ¡Toma ya!

Y termina con una novedosa propuesta de solución: «El Estado tiene ya en sus manos la respuesta adecuada a ETA: doctrina Parot, cumplimiento íntegro de las penas e ilegalización de los partidos que apoyen la violencia, verdaderas causas de esta reactivación del frente carcelario etarra».

En «El País» también se dolían por el éxito de la marcha y buscaban quitarle importancia: «Tras la manifestación del sábado contra la dispersión, que contó con la presencia de toda la gama soberanista, alguien ha decidido repetir el anuncio de las movilizaciones de los propios presos para suscitar la solidaridad con ellos; pero con el anexo de la amenaza a quien se salga de la fila». A eso se le llama, simplemente, manipular.

Y en «La Razón» ofrecían un alocado titular: «Los reclusos de ETA amenazan con atentados a los directores y funcionarios de prisiones». He vuelto a repasar el texto del comunicado y he llegado a una conclusión: es malo fumar porros antes de ponerse a escribir un titular.