Blanca Li revela gracias al cine la génesis de una creación coreográfica
GARA | PARÍS
La coreógrafa, bailarina y realizadora Blanca Li estrenó ayer su segundo largometraje, «Paso a Paso», un documental en el que ella misma explora la génesis de una de sus obras, «Corazón Loco», inspirada en el amor y que ha visitado diferentes escenarios de Euskal Herria, como el Victoria Eugenia donostiarra o el Principal gasteiztarra. El filme «es una cosa pequeña, muy íntima, no tiene nada de una superproducción de Hollywood», previno su autora en una entrevista con una agencia.
Sin embargo, concedió, al final «te olvidas casi de que es un documental», pues en la fase de montaje -que fue la más difícil- se buscó «mantener el ritmo de una película de una hora y media, con sensación casi de ficción». La realizadora de «Le Defi» (2001), «muy contenta de haberla hecho», comentó que hacía años que deseaba hacer una segunda película.
La obra, especialmente interesante para compartir con el público, parte «totalmente de cero en todo», desde la coreografía a la música, e incluye a una cantante de música contemporánea, una composición original y un trabajo con la voz y el cuerpo, según destacó. La intención de la película es contar cómo surgió el espectáculo paso a paso, pero sin necesidad de narrar nada, sino con la voluntad de que «se narrase solo». Por ello, «no hay voz en off que explique lo que revela la pantalla y el espectador se siente parte de ese grupo», que convive durante un cierto tiempo.
Según la definió su autora, «creación de la creación de la creación», «Pas à Pas» es ante todo uno de los múltiples proyectos que sabe transformar en realidad esta prolífica artista, madre de dos hijos, que reside entre París y Sevilla. Hasta ahora, las filmaciones hechas sobre su trabajo la habían dejado más bien «frustrada», y con la sensación «de que no se acababa de contar realmente ese proceso que es tan extraño y que cada vez es diferente». Algo lógico, «pues para contarlo hay que estar realmente dentro, tener una visión del trabajo cotidiano, de los momentos duros, difíciles, alegres o tristes» que se suceden, para lo que «hay que estar todos los días ahí». Ella lo estaba, «y filmábamos todos los días».
Montaje complejo
De ahí que «el trabajo más difícil» fuese el del montaje, «elegir el material» y la forma de contar esa creación sin ningún tipo de narración exterior. «Tardamos más de un año y medio» en hacer la película y «cerca de un año» en el montaje, recordó.
Li subrayó la importancia de la banda musical, creada por Tao especialmente, en combinación con la banda musical del espectáculo.
El pasado marzo, Blanca Li ofreció una visión previa de su nueva obra cinematográfica, pero el estreno llegó ayer a París. «Es una película especial, y hay que acompañarla un poco al principio» hasta que luego «siga su camino, su propia vida», según explicó.