Encuentro desastroso en Riazor
El viaje rojillo a ninguna parte
Los de Camacho ya se han metido en problemas. Los recientes resultados les han llevado a ello y el juego que desarrollan, por llamarlo de algún modo, no parece que pueda sacarles de ahí. Además, el técnico murciano declaró sentirse incapaz de darle la vuelta al asunto.
Deportivo 1
Osasuna 0
Natxo MATXIN
Osasuna sigue metiéndose en problemas y, de seguir en la línea mostrada en las últimas jornadas, todo apunta a que la afición ya se puede ir preparando para sufrir como en las dos recientes temporadas. Lo más alarmante, además, es que el nivel de fútbol que despliega la escuadra navarra es harto preocupante, sin criterio ni guión.
Recuperados algunos hombres básicos de sus problemas físicos, el problema para Camacho, empeñado en seguir aplicando la única idea futbolística que parece tener, es que a dichas piezas les va a costar un cierto tiempo volver a coger la forma. Pandiani y Aranda fueron buen ejemplo sobre el césped de Riazor de esta situación.
Ni siquiera el talismán que estaba siendo el estadio deportivista en las últimas temporadas -los rojillos sólo habían perdido allí en una ocasión desde la 2004-05- evitó la pésima imagen que ofrecieron, nula en la creación y sin dar la talla que cabe esperar de un equipo que se considera de Primera. Si encima, a renglón seguido, su director reconoce en sala de prensa que se considera incapaz de dar un giro en la mentalidad del grupo, pues apaga y vámonos.
En semejante tesitura se encuentra el conjunto encarnado precisamente a las puertas de disputar dos encuentros decisivos para determinar cuál va a ser su trayectoria, tanto copera como liguera. Si los de Camacho no consiguen contrarrestar la dosis de irregularidad que se ha adueñado de ellos, la grada ya puede empezar a echarse a temblar ante los próximos compromisos.
Otra vez, y van unas cuantas, Osasuna volvió a caer en la mediocridad después de firmar un partido meritorio frente a uno de los grandes. En esta ocasión ni siquiera hizo falta que se publicaran aduladores titulares -a ello achacó el técnico murciano el bajo rendimiento de los suyos tras empatar ante el Barcelona- para que la debacle se materializara. Sólo en el aspecto defensivo, y exclusivamente en la primera parte, pudo salvarse un once que fue de encefalograma plano cuando embocó la portería defendida por Aranzubia.
Difícil resulta describir cómo transcurrieron esos primeros cuarenta y cinco minutos: no hubo prácticamente nada, ni ocasiones, ni fútbol... por no haber, ni siquiera faltas. Un remate de cabeza muy alto de Nekounam y otro defectuoso de un desastroso Aranda durante toda la tarde fueron lo más reseñable, si a ambos lances se les puede calificar de dicha manera.
Indolencia prolongada
Todo se dilucidó en la segunda: gol, expulsión y para casa. No es que el Depor hubiera demostrado una superioridad acorde a los puestos que ocupa en la zona noble, pero quedaba claro que si conseguía adelantarse en el marcador, Osasuna iba a ser incapaz de, por lo menos, igualar la contienda. Y así ocurrió. Juan Rodríguez marcó un tanto determinante a la postre y los navarros sostuvieron su indolencia pese a ir por detrás en el electrónico, reduciendo todavía más sus escasas posibilidades cuando se quedaron en inferioridad numérica.
Además, el intento de reacción que quiso generar Camacho cuando renovó a la dupla de atacantes tenía nulos visos de materializarse, sobre todo si ello no iba acompañado de un cambio en el estilo de juego. No tiene mucha lógica insistir en el desplazamiento largo cuando quienes deben recibir esos envíos aéreos son jugadores de talla menuda como Masoud y Galán. Incomprensible.
No tuvo desperdicio la comparecencia posterior de José Antonio Camacho. El de Cieza ya no sabe qué explicación dar a la imagen de sus pupilos e incluso llegó a ponerse en evidencia en lo que a su tarea como entrenador se refiere. «En el descanso entré al vestuario bastante decepcionado, a lo mejor no sé transmitir cómo ganar los partidos, porque el contrario me puede ganar, pero yo tengo que intentar hacer lo mismo, y no he visto eso hoy y en otros partidos, tampoco. No teníamos que haber salido de esta manera al campo, debemos tener más agresividad y disparar alguna vez a puerta», señaló el entrenador rojillo.
«El Depor se ha dado cuenta de ello», indicó en referencia a la apatía de los suyos, «y rentabiliza muy bien sus goles, eso es lo que ha ocurrido. Tiene muy claras las ideas y por eso está arriba». «Si no tienes hambre, es difícil tirar a gol y los jugadores tienen que salir con mentalidad de ganar, me da igual que sea la Liga, la Copa, o lo que sea», manifestó enfadado.
Camacho reconoció estar «preocupado» tanto por la impotencia de su equipo de cara al marco contrario, como «por la agresividad». «Hace falta más velocidad, tener alternativas y tirar alguna castaña a puerta alguna vez. Hemos tenido un par de ocasiones, pero la sensación es como cuando tiras un penalti y lo echas fuera», insistió.
Paradójicamente, el preparador osasunista se mostró más satisfecho tras la expulsión de Nekounam. «Es sorprendente, pero hemos apretado más cuando nos quedamos con diez. Parecía que, perdiendo y en inferioridad, sí encontramos motivación», resaltó.
También tiró de sinceridad el técnico deportivista, Miguel Ángel Lotina. «Partido trabado es lo más suave que se puede decir. El primer tiempo ha sido más bien malo, con balón no hemos estado nada cómodos. En la segunda parte hemos estado mejor y, a partir del gol, se ha roto el partido. Luego llegó la expulsión y, con los cambios, Osasuna nos ha creado problemas. Está claro que lo mejor es el resultado», comentó el de Meñaka, quien justificó el sufrimiento físico de los suyos en el encuentro copero de entre semana.
GARA