Iñaki Lekuona I Periodista
A todo tren
La estrategia del capitalismo para perpetuarse secularmente se ha basado en el consumismo, un mecanismo que una vez automatizado anima al ser humano a desear vivir a todo tren. Consuma más; será más feliz.
De repente, a este país de las maravillas se le acabó el crédito. O eso podía esperarse tras el crack financiero. Parecía que el renazo en seco de las locomotoras de la economía iban a hacer descarrilar todo el sistema. Pero nada. Como reza el título de las jornadas organizadas la pasada semana a mayor gloria de Nicolas Sarkozy: Nuevo mundo, nuevo capitalismo. No suena a provocación. Es una provocación. Máxime cuando se elige como sede de estas jornadas la Escuela Militar de París.
Dicen que el ancho de vía español es mayor que el francés entre otras cosas por decisión militar, por temor a una invasión, ya que las tropas y las grandes piezas de artillería se transportaban hace un siglo y pico en vagones. Hoy, los trenes de mercancías que cruzan la muga sólo llevan munición consumista. Y cada vez menos. El camión le ganó hace tiempo la guerra al tren. El capital lo prefiere: más flexible, más rápido, más cómodo. Más. También más contaminante, pero eso poco le preocupa al dinero como se ha comprobado en Copenhague.
Hoy el comité de pilotaje de la Línea de Alta Velocidad Burdeos-Hendaia se reúne para presentar el trazado del tren del progreso. Necesitamos, dicen, un tren más flexible, más rápido, más cómodo. Más. Aunque también más destructivo. No importan ni redes Natura 2000, ni cientos de hectáreas de cultivos ecológicos. Nada. Todo sacrificio es poco por mantener nuestro tren de vida, para ser mucho más infelices.