Tragedia en el Pirineo oscense
«En el monte, el riesgo debe evaluarlo cada montañero»
Pedro Sanz Arriazu
Presidente de la Federación Navarra de deportes de invierno y médico en Candanchú
Pedro Sanz Arriazu, presidente de la Federación Navarra de Deportes de Invierno, conoció la noticia de la muerte de los tres navarros en Candanchú, donde trabaja como médico en el servicio de pistas desde hace 25 años. Nunca había oído hablar de una avalancha tan grande en esta zona del Pirineo.
¿Le ha sorprendido esta tragedia?
Este fin de semana no había caído tanta nieve como para pensar que existía un elevado riesgo de avalanchas, no era como para pensar que pudiera producirse un alud tan grande como el que les ha sorprendido a estos tres montañeros. Un alud de 400 metros de largo y 150 de ancho es terriblemente grande para tratarse de esta zona del Pirineo, porque aquí suelen ser más pequeños. Desde luego, yo no recuerdo haber tenido noticia de un alud de semejantes dimensiones. La magnitud de la avalancha fue bestial, y eso no hay quien lo pare. En la vertiente francesa ha habido aludes de sólo veinte metros que han arrasado todo con gran facilidad. Es increíble lo que es capaz de hacer la nieve.
Usted estaba el sábado en Candanchú. ¿Cómo eran las condiciones de la montaña?
Hacía mucho frío y se había dicho que la gente tuviese cierta precaución. La visibilidad era muy mala, porque andaba mucha ventisca, pero no se había hablado de riesgo de aludes. Cuando oí la noticia de la desaparición de los tres montañeros, lo primero que pensé es que se habrían perdido por la ventisca, no me imaginé que pudiera ser un alud. Pero bueno, el hecho de que llevaran ARVA significa que ellos sí veían una posibilidad de aludes. Había una capa dura de nieve abajo, porque los últimos días había hecho mucho frío, y luego volvió a caer nieve sobre esa capa. En estos casos no llegan a compactarse y una puede resbalar sobre la otra debido al propio peso de la nieve o porque pasa alguien esquiando y corta la capa de arriba. En este caso, creo que lo que ha ocurrido es una terrible fatalidad, una mala suerte.
¿Qué se puede hacer en caso de ser sorprendido por un alud?
Es complicado. Cuando se va a la montaña en esas circunstancias, lo más peligroso es cortar la nieve. El consejo que damos es que los montañeros o esquiadores vayan bastante separados entre sí, porque los esquís pueden hacer un efecto de cuchilla y cortar la nieve. Si eso ocurre, la nieve se te viene encima o te vas encima de ella. Por eso, en las zonas más problemáticas, donde ves que puede haber una avalancha, lo mejor es que primero pase uno y los demás esperen a que haya pasado. De esta forma, si le pilla a uno, los demás le pueden ayudar. Otro consejo es subir de forma perpendicular a la pendiente, en lugar de ir ascendiendo a media ladera. Es decir, ir haciendo un zig-zag muy vertical para no cortar la nieve. Cada avalancha es diferente, pero siempre hay que procurar evitar las zonas muy cargadas de nieve y pasar por debajo de cornisas que se pueden desprender en cualquier momento.
En caso de aludes de esta magnitud, ¿es prácticamente imposible escapar de ellos?
Si llevas colocado el ARVA y hay algún compañero que no queda sepultado por la nieve, es fácil que te saquen con vida. Pero si el alud arrastra a toda la cordada y no hay nadie para avisar del suceso, es muy difícil llegar a tiempo de hacer el rescate. En una avalancha como la del sábado, si no llegas en unos pocos minutos la posibilidad de sacar a los montañeros con vida es muy baja.
¿Cómo se evalúa el riesgo de aludes?
El nivel de riesgo está en función de la cantidad de nieve que ha caído y de la diferencia de capas que hay. En este caso había diferentes capas de nieve que no habían llegado a soldarse unas con otras. En días atrás nevó mucho, luego llovió y compactó la nieve, y además hizo mucho frío y se puso muy dura. Pero como luego volvió a nevar, las diferentes capas de nieve no habían llegado a soldarse una con otra. En las estaciones de esquí el riesgo es mucho menor, porque la nieve se pisa, las pistas marcadas no tienen riesgo de aludes y las cornisas se vuelan con dinamita, pero en el monte el riesgo debe evaluarlo cada montañero. Este domingo hubo un pequeño alud en Astún y atrapó a unos montañeros que iban encordados, pero no pasó nada. Todo quedó en un susto.