Maite SOROA | msoroa@gara.net
El plante clerical
El «affaire Munilla», lejos de apaciguarse parece ir in crescendo. Ahora se han plantado todos los miembros de la Curia y el editorialista de «El Mundo» cree que «no sólo le hacen un feo al Vaticano, cuyo nuncio había pedido un voto de confianza para el obispo ante la campaña de descrédito que ha sufrido por no ser nacionalista, sino que demuestran un absoluto desprecio al voto de obediencia, que es consustancial al ejercicio sacerdotal. Con su dimisión, confirman que para una parte de la Iglesia vasca la política está por encima de la función eclesial, y que prefieren servir antes a la causa del `pueblo vasco' -tal y como entienden ésta los nacionalistas- que a la del Pueblo de Dios». Si donde pone «vasco» pusiera «español» el editorialista estaría encantado. Porque no son Dios o el cielo lo que les preocupa, sino la tierra, ésta que consideran suya, y quienes aquí habitamos. ¿Nuestra opinión? Eso no les interesa. Sólo quieren que digamos amén cuando ellos hablan. Éste es, y no otro, su verdadero catecismo.
En «La Razón» también se cebaban con el caso. Cesar Vidal nos contaba que «si se ha convertido en noticia el nombramiento de monseñor Munilla, es porque el nacionalismo decidió hace mucho que desde los obispos a los carteros, desde los párrocos a los policías, desde los catequistas a los pescadores, todo, absolutamente todo lo que sucede en las Vascongadas, debía estar bajo su control y cuando no se da esa circunstancia arma la tremolina indignado porque algo se escapa de su soberbia férula». Por mi se puede quedar con los policías y, si me apuran, también con los catequistas, ¿no creen?
El ex director del rotativo, José Antonio Vera, ofrecía una solución. Lean, lean: «Los cargos cesantes tienen ante sí un amplio horizonte para planificar el futuro pastoral, pudiendo elegir entre permanecer en Guipúzcoa o cambiar de diócesis dentro de España o bien elegir una tarea misionera en lugares conflictivos como Venezuela o Somalia». O embarcarse en un atunero, claro.
Pero el que adelantaba pistas era el editorialista de «La Razón»: «Así las cosas, no sería descabellado asistir a un relevo en los párrocos de Guipúzcoa, ya que estos puestos no son por oposición, a lo que cabe subrayar que todos los sacerdotes deben estar disponibles para su obispo». Ojo al dato.