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Crónica | Treinta aniversario de su fundación

Los Verdes quieren ser el nuevo socio de la derecha alemana

Todos los partidos de Alemania, salvo los Verdes, han empezado mal el nuevo año. La CDU de la canciller Angela Merkel se pelea con sus socios, la CSU y el liberal FDP. El opositor SPD aún no ha digerido las últimas encuestas, que le sitúan por debajo del 20% obtenido en las generales de 2009 y Die Linke está viviendo una fuerte crisis interna. Esta situación invita a los Verdes a afrontar relajados el 30 aniversario de su fundación.

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Ingo NIEBEL

Fue el 13 de enero de 1980 cuando la autodenominada «Otra Asociación Política Los Verdes» se transformó en partido en Karlsruhe. Sus integrantes venían de la «generación del 68», que en su día había protagonizado el «mayo francés»; de los movimientos antinuclear y pacifista, y de grupúsculos de la izquierda que existían al margen de la Fracción del Ejército Rojo (RAF). En 1983, los Verdes entraron por primera vez en el Parlamento Federal de Bonn.

En su seno se agrupaban personas tan diferentes como su icono pacifista Petra Kelly y la eurodiputada Brigitte Heinrich. Ambas dejaron su huella en Euskal Herria. Desde 1987 hasta su muerte en 1992, Kelly luchó para que Bonn resarciera la destrucción de Gernika, cometida por la Legión Cóndor alemana en 1937, mediante un centro de investigación de la paz. Pero el Gobierno de Helmut Kohl (CDU) no lo quiso y al final la idea fue llevada a cabo por el Gobierno de Lakua, que creó Gernika Gogoratuz. Por su parte, Heinrich, que había sufrido la persecución policial en su país, apoyó a la entonces legal Herri Batasuna hasta su muerte en 1987.

Las contradicciones existían a otros niveles. Kelly era tachada de «fundamentalista» por oponerse a que su partido fuese el socio minoritario del SPD, algo que sí pretendían los «realistas». Éstos se impusieron finalmente cuando en 1985 el ministro presidente de Hesse, Holger Börner (SPD), se alió con el verde Joseph Martin, Joschka, Fischer.

Los problemas internos y la unificación alemana llevaron a los Verdes a no superar el límite del 5% en 1990. Tres años más tarde se fusionaron con la Alianza 90, un partido formado por disidentes pacifistas y cristianos en Alemania oriental, que exigieron a a los Verdes que no se situaran a la izquierda del SPD. Fischer, el nuevo hombre fuerte, se encargó de neutralizar a los «fundamentalistas» izquierdistas que quedaban.

Tras la purga y su regreso al Bundestag en 1994, el Estado alemán permitió que Fischer, que en los años 70 practicó la «kale borroka» en la RFA, fuese vicecanciller y ministro de Exteriores. Junto al canciller Gerhard Schröder (SPD), ese «embajador de la ecología», como le tachó un medio español, llevó su país a dos guerras: en Yugoslavia y en Afganistán, en 1999 y 2001, respectivamente.

Desde entonces, los Verdes son un partido «normal» que sólo se diferencia de los demás por su pasado, su electorado y su difusión regional.

En 2005, se acabó su participación en el poder en el ámbito nacional, y ante la debilidad del SPD han elegido a la CDU para volver al Gobierno Federal de Berlín. En 2009, formaron un bipartito con la derecha en Hamburgo y otro tripartito, incluyendo al FDP, en el País de Sarre. En 2010, esperan obtener un buen resultado en las elecciones regionales de Renania del Norte Westfalia, frente a los liberales, su mayor rival.

 

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