Unos, no quisieron ver la crisis. Dudaron, aunque conocían sus efectos devastadores. Otros llegaron con la crisis y, sin embargo, no hacen nada efectivo para cambiar este rumbo que ha dejado en el paro a 169.000 personas en Hego Euskal Herria, a 30.000 personas menos registradas en la Seguridad Social y a casi 100.000 trabajadores afectados por expedientes. Estos días hemos visto a Patxi López, Miguel Sanz, Carlos Aguirre y Gemma Zabaleta hablarnos de un futuro próximo esperanzador en materia económica, pero en materia de empleo seguimos abonados a la cola del paro.

El futuro que se nos presenta es difícil. Nos quieren vender que con las políticas activas de empleo se consigue todo. No. Porque si no están acompañadas por las políticas pasivas, es decir, por controlar nosotros el dinero que los trabajadores pagamos en cotizaciones, no podremos desarrollar con eficacia la creación del empleo, el mantenimiento de las pensiones y la reducción de la pobreza y la exclusión social. Es así.

¿Para qué les sirve a otras comunidades contar con las políticas activas de empleo? Para nada. El Estado español está a la cabeza de Europa en tasa de paro. Otros países trabajan menos horas, ganan mayor salario, tienen más estabilidad y, cuando llegan las dificultades, cuentan con apoyo real de la Administración pública. Aquí no. Estamos encadenados al rumbo que marca Madrid con sus socios los empresarios y con algunas centrales sindicales que les apoyan. Así, los empresarios ganan más y los trabajadores estamos un poco más esclavizados.

Estos días he leído que el Departamento de Trabajo del Gobierno de Lakua va a permitir que los trabajadores vascos con salarios bajos puedan cobrar una parte de la renta básica. Es increíble. Impiden el acceso a esa renta a una parte de la población y, a cambio, quieren destinar fondos públicos a pagar lo que no abonan los empresarios. En vez de obligarles a que cumplan con unos salarios más justos, salen en su defensa. La verdad, a simple vista, me parece que va a ser una manera de perpetuar los bajos salarios. Los empresarios van a tener otra excusa para pagar menos. Ya tienen la de la temporalidad.