Fernando Llorente, que cumplía cinco años como jugador del primer equipo, anotó el gol de la victoria, pero el gran protagonista de la noche del sábado fue Gorka Iraizoz. Pese a su gran trabajo defensivo, el Athletic no pudo evitar que el Real Madrid rematase unas cuantas veces. Todos los balones, excepto uno de Benzemá que repelió el palo, se encontraron con el guardameta navarro.

Incluso en la prensa, no es muy habitual, hubo quorum: el de Gorka Iraizoz fue el nombre propio del partido. También en la madrileña que, menos habitual aún, reconoció que la derrota del Real Madrid no sólo tuvo que ver con la actuación del propio equipo blanco. El rival, con Llorente e Iraizoz a la cabeza, también tuvo algo que ver. De ahí titulares y comentarios como «Iraizoz fue Iribar», «Iraizoz se luce», «inconmensurable Iraizoz», «Iraizoz permite la hazaña» o «el Real Madrid sucumbe ante Iraizoz».

Fue, en opinión de muchos, la mejor actuación del navarro desde que fichara por el Athletic en agosto de 2007. La suerte no le acompañó de inicio porque, a los pocos meses de su aterrizaje en Bilbo sufrió una rotura de tendón que le obligó a pasar por el quirófano y perderse más de media temporada. La pasada campaña recuperó el puesto, aunque pasó algún tiempo hasta que volvió a ofrecer la confianza que había avalado su fichaje por el Athletic. Las cosas -aunque también tuvo que escuchar algunas críticas, sobre todo por su colocación en las acciones de estrategia- han ido mejor esta temporada, hasta alcanzar el sábado la, si no más feliz, sí una de sus noches más satisfactorias en Bilbo.

Iraizoz, que en vísperas ya había reconocido que la visita del Real Madrid era el encuentro que más le «ponía», no se mostró tan tajante tras el choque, aunque sí reconocía haber hecho «muchas paradas» y estar «contento con mi actuación», pero se refería de inmediato al «trabajo del equipo. Ha sido mérito de todos. Hemos creído en nosotros y al final hemos conseguido el triunfo». «Tengo la satisfacción de la victoria -añadió-. Quizá más adelante analice cómo ha ido el partido y pueda disfrutar más», confesó.

Lo cierto es que la noche, y el fin de semana en general, fue inmejorable para todo el equipo -salvo para Carlos Gurpegi, que sufrió el único pero con una expulsión que le impedirá estar en Riazor-. Para empezar, porque acabó con su mala racha ante el Real Madrid, con uno de esos triunfos que valen más que tres puntos. El propio Joaquín Caparrós reconocía a la conclusión del choque que la victoria ante los galácticos también debía servir como reivindicación de sus jugadores, a los que debía valer para «ganar en autoestima y seguir creciendo a nivel colectivo e individual».

Valoraciones anímicas al margen, el Athletic disfrutó, además, de su primer triunfo del año. Que se estaba echando de menos, después de haberse depositado tantas expectativas en un mes de enero que puede definir el futuro del equipo. Ha llegado a tiempo, gracias también a los resultados de otros campos. Las derrotas de Deportivo y Sevilla colocan de nuevo al cuadro bilbaino en números europeos. Igualan a treinta con el Sevilla, sexto, aunque se sitúan un puesto por debajo de los andaluces; y se colocan a sólo uno del Depor, al que visitarán el próximo sábado con la opción de meterse definitivamente en puestos de Europa League.

La guinda la puso el Getafe, que en las últimas jornadas se había entrometido en las aspiraciones rojiblancas y al que la derrota en Málaga le sitúa tres puntos por debajo del Athletic, a una jornada de que concluya la primera vuelta.