Un simple vistazo a la previsión nivológica de la Agencia Estatal de Meteorología (Hiperlink http://www. aemet.es/es/el tiempo/predicción/montana http://www.aemet.es/es/eltiempo/prediccion/montana) nos informará de que en todos los sectores del Pirineo (navarro, aragonés y catalán) hay aviso importante de riesgo de avalanchas y de que el tipo de desprendimiento de nieve que nos puede sorprender es el que se conoce como alud de placa.

Las causas que intervienen en el hecho de que el manto de nieve que abraza una montaña lo haga con mayor o menor estabilidad son variadas. Tan importante es el tipo de nieve que haya caído como la cantidad, las condiciones meteorológicas en que esa nieve se haya depositado, el número de capas nivosas anteriores, la topografía del terreno, o, incluso, la evolución del tiempo en los días siguientes a la precipitación.

Si hay varias capas y no están suficientemente cohesionadas puede producirse un deslizamiento de una sobre otra y dar lugar a una especie de corrimiento de tierras (de nieve, mejor dicho) que se «precipite» montaña abajo arrastrando y arrasando todo lo que encuentre a su paso. Esto es lo que se conoce como un alud de placa, los más frecuentes y peligrosos, y que normalmente se producen tras el paso de un esquiador que con su peso altera una engañosa y frágil estabilidad.

Suponiendo que hayamos seguido todas las normas de seguridad y estemos en la montaña ante la duda de que algo pueda ocurrir, hay algunas señales de alarma que nos avisan de que el peligro se acerca como el que la nieve se fisure a medida que avanzamos y emita un sonido tipo «boum», que se produzcan avalanchas espontáneas de placas de nieve, que se desencadenen aludes a distancia, o que el manto nivoso comience a vibrar bajo nuestros pies.