El fin de la moratoria para nuevos parques eólicos en Nafarroa supone un balón de oxígeno caído del cielo para las empresas energéticas. En el año 2003, el consejero de Industria, José María Roig, restringió la instalacion de aerogeneradores en Nafarroa por motivos medioambientales en su plan energético Horizonte 2010. Desde entonces, sólo se han autorizado parques experimentales. El plan energético decretó que la única vía para ampliar la producción de energías limpias de Nafarroa sería a través del llamado repowering, la sustitución de los motores de los aerogeneradores por otros con mayor capacidad de producción de megawatios.

Las compañías energéticas boicotearon el plan de Roig convirtiendo la apuesta por el repowering en un rotundo fracaso. Las propietarias de los parques no han cambiado ningún motor en todos estos años, a pesar de que esta operación cuadruplicaría la producción de los parques y de que ellas mismas son las que han desarrollado y fabrican esas máquinas. El motivo es sencillo: los aerogeneradores han amortizado ya la inversión inicial y cada nueva vuelta de aspa se transforma directamente en beneficios.

Sin embargo, con el fin de la moratoria todo ha cambiado. Tres compañías han lanzado ya sus planes para la creación de nuevos parques y la ampliación de otros. Actualmente, en Nafarroa funcionan unos 1.200 aerogeneradores y la propuesta supone otros 210 más distribuidos en 18 emplazamientos distintos. Es decir, se pretende incrementar el sobresaturado parque eólico de Nafarroa en un 17% más de golpe. En concreto, Eólica Navarra quiere instalar 96 molinos, Gamesa 71 y MTorres 43. Acciona, la mayor de las compañías, todavía no ha realizado ningún movimiento al respecto.

A la espera de la reacción del Gobierno de Nafarroa, Enhol (Eólica Navarra) anuncia en su web que la implantación de nuevos parques ya se está tramitando. Por su parte, la sección de aerogeneradores de Gamesa no parece dispuesta a perder la oportunidad, sobre todo teniendo en cuenta que ha visto reducidos sus beneficios netos un 21% con respecto a los nueve meses del año anterior. Para Acciona, a pesar de que no ha presentado aún ninguna solicitud, las cosas no van mucho mejor. Su planta emblemática de Barasoain ha pasado en un año de producir 14 cabezas a la semana (el precio de cada una puede superar el millón de euros) a sólo una. La destrucción de puestos de trabajo en esa planta ha sido espectacular el último año, de más del 50%. Primero cayó la subcontrata de IFAS, después dejaron de renovarse a los trabajadores temporales de Acciona Facility Services y, finalmente, se acordó un ERE para el resto de empleados hasta el 31 de julio.

Mientras, los ecologistas han comenzado a plantar batalla a este nuevo «embate eólico». Ecologistas en Acción ha hecho público un informe en el que critica, uno por uno, los 18 nuevos proyectos. Advierten que «estas propuestas no tienen en el panorama energético navarro ninguna justificación, ni estratégica, ni medioambiental, ni energética». Por su parte, Gurelur anuncia que presentará alegaciones en contra de «cualquier proyecto eólico que el Departamento de Medio Ambiente saque a exposición pública». Desde Gurelur destacan que estos nuevos parques están ubicados en zonas que «cuentan con distintas figuras de protección y albergan especies de aves amenazadas».

Esta nueva batalla entre intereses económicos y ecología puede acabar en los tribunales. El Ayuntamiento de Allo presentó un recurso contra la moratoria de Roig en 2007 y los tribunales le dieronla razón. La sentencia afirma que no basta un plan de la consejería para cerrar el mapa eólico. Desde Gurelur avisan que «la sentencia del TSJN no afecta para nada a la decisión del Gobierno (...), ya que las causas ambientales y legales que motivaron esta decisión siguen vigentes y en el tema ambiental se están incrementando».