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Análisis | La izquierda en Europa

Die Linke presenta a su nueva dirección y perfila su estrategia

El autor parte de los últimos movimientos en el seno del partido alemán Die Linke (La Izquierda) tras la renuncia de su copresidente Oskar Lafontaine para anticipar la que será su principal tarea de cara al congreso de mayo, perfilar su estrategia de cara al futuro.

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Ingo NIEBEL Periodista e historiador

El partido socialista Die Linke (La Izquierda) ha dado a conocer los nombres de las personas que a partir de mayo van a dirigir la formación que se ha establecido a la siniestra del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD).

El presidente del grupo parlamentario en Berlín, Gregor Gysi, confirmó que a partir de mayo Klaus Ernst y Gesine Lötzsch presidirán la formación. Sustituirán a los actuales co presidentes Oskar Lafontaine y Lothar Bisky. Ernst y Lötzsch van a contar con dos lugartenientes cada uno. Junto a Ernst, que representará al ala occidental del partido, estarán la parlamentaria Sahra Wagenknecht y el vicepresidente del comité regional del País de Sarre, Heinz Bierbaum. A la ex ciudadana de la RDA y parlamentaria Lötzsch le ayudarán las actuales vicepresidentes Katja Kipping y Halina Wawzyniak.

El modelo de la copresidencia, que en un principio debería haber sido sólo algo provisional hasta este año, se mantendrá y se aplicará también al cargo del gerente federal. Los designados son el alemán occidental Werner Dreibus y el oriental Caren Lay. Ahora tocará a los delegados legalizar el modelo de la copresidencia en el congreso de Rostock.

Con estos nombramientos Die Linke pone punto final a las especulaciones que surgieron el sábado cuando el copresidente Oskar Lafontaine anunció que deja su cargo y el escaño en el Parlamento Alemán para centrarse en el trabajo parlamentario en el País de Sarre. El político explicó su decisión porque su estado de salud se vio afectado por una operación de cáncer. Su decisión llegó sólo una semana después de que su rival interno, el gerente federal Dietmar Bartsch, decidiera no presentarse de nuevo para este cargo en el congreso que el Linke celebrará en mayo. Anteriormente, la pugna interna entre los dos había llevado al partido a la peor crisis desde su fundación en 2007.

Los medios alemanes calificaron el paso de Lafontaine como una «despedida» a pesar de que no va a dejar la política, tal y como lo hizo en 1999, cuando dimitió sorprendentemente de sus cargos de presidente del SPD y de ministro de Hacienda. La tónica general de los artículos ha sido la de hablar del ocaso anunciado del Linke. Acto seguido un sector del SPD ha hecho una oferta a los militantes del Linke de regresar a sus filas. Por el otro lado han salido aquellos políticos del Linke que abogan por una mayor colaboración con el SPD a nivel nacional.

Ante este fondo, y respetando las razones personales esgrimidas por Lafontaine, su decisión se parece también a un retiro que puede ser una victoria porque se traslada a una posición de fuerza desde la cual puede actuar mejor que desde la copresidencia. El País de Sarre es el único estado federal de la Alemania occidental donde Die Linke ha obtenido más del 20% de los votos. El éxito se debe a Lafontaine que lo gobernó como ministro presidente por el SPD (1985-1998). Con el trío Ernst, Wagenknecht y Bierbaum cuenta con sus personas de confianza en el Ejecutivo que comparten los cuatro puntos que según Lafontaine distinguen al Linke del SPD, artífice de los mismos: retiro de las tropas de Afganistán, neutralización de las reformas sociales, sueldo mínimo y no a la jubilación a los 67 años. A Lafontaine le respalda Gysi que opina que «el SPD ha de moverse hacia Die Linke» y no al revés.

La prensa burguesa ha empezado a llamar «fundamentalista» a este ala de Die Linke aunque ni siquiera piensa en tocar la propiedad privada. Lafontaine y Ernst, al que el SPD excluyó de sus filas, saben que en occidente sólo podrán tener éxito si atacan fuerte a la muy debilitada socialdemocracia.

El SPD, a cambio, tiene que depositar todas sus esperanzas en el denominado ala «realista» compuesta entre otros por las lugartenientes de Lötzsch, Kipping y Wawzyniak. Esta última reaccionó al anuncio de Lafontaine lanzando un llamamiento que apunta a la creación de un polo con el SPD y los Verdes que giraría entorno al «cambio social y ecológico», los «intereses de los consumidores» y al «adiós a los viejos clichés de pensamiento». En Berlín, que aparte de capital también es un estado-ciudad, Die Linke es el socio minoritario de un bipartito formado con el SPD. En los comités regionales de la Alemania oriental hay más interés que en los occidentales en formar gobierno con el SPD porque parece que queda poco margen de crecer más a costa de los socialdemócratas y el poder político está a más fácil alcance que en occidente.

Aún parece demasiado temprano para que Die Linke pueda hacer planes con el SPD, cuya caída aún no ha terminado. El debate interno se va a centrar en qué estrategia y táctica seguir cara al futuro. Die Linke tiene que enfrentarse ahora a un debate sobre su futura estrategia y táctica. Una prueba de fuego serán las elecciones regionales de Renania del Norte Westfalia en mayo, donde querrá entrar por primera vez en el hemiciclo.

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