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Fase final del debate

Las bases de la izquierda abertzale apuestan por orientar todas sus formas de actuación a acumular fuerzas y activar a la sociedad

El debate de la izquierda abertzale se encuentra ya en su última fase y en las asambleas analizan las conclusiones preliminares de las que saldrá una resolución final. Según ha sabido GARA, se apuesta por «el cambio de ciclo» y se determina que «la base principal es la acumulación de fuerzas y la activación popular» y «toda actuación» debe ir en esa vía.

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Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

La izquierda abertzale está ya a las puertas de cerrar el debate que ha desarrollado desde finales de octubre en torno al documento «Clarificando la fase política y la estrategia» elaborado por la dirección de Batasuna. Según ha confirmado este diario en fuentes conocedoras del proceso interno, los más de siete mil participantes en las asambleas han expresado un respaldo total a los principios expuestos en la Declaración de Altsasu del pasado 14 de noviembre, en el que se hacía una apuesta expresa por «la utilización de vías y medios exclusivamente políticos y democráticos» para alcanzar un marco de reconocimiento de Euskal Herria.

En esta última fase, las bases de la izquierda abertzale analizan las conclusiones preliminares redactadas con las aportaciones realizadas durante el debate y de ahí se extraerá una resolución final que se conocerá dentro de unas semanas.

En estas conclusiones destaca la apuesta por «llevar a cabo el cambio de ciclo» y por que «la actividad de la izquierda abertzale y, concretamente, la caracterización de todas sus formas de actuación han de ir encaminadas a la acumulación de fuerzas y la activación popular», que son consideradas «la base principal del proceso democrático».

«Priorizar la política»

La izquierda abertzale ha constatado que este tiempo se caracteriza por el agotamiento del modelo del autonomismo actual y por la persistencia de una situación de bloqueo basada en la represión. La conclusión de este proceso de debate es, por tanto, la convicción de «llevar a cabo el cambio de ciclo, para avanzar en el cambio de marco y en la resolución del conflicto».

Según las fuentes consultadas por este diario, lo que las bases del independentismo han constatado es que deben situar el trabajo realizado durante años en el camino de ganar y «si en su momento ese camino pasaba por resistir, hoy se basa en el cambio». Para ello, han analizado cuáles son los instrumentos y puntos de apoyo más adecuados, llegando a la decisión de que han de «priorizar la dimensión política» y «acumular fuerzas para el cambio». «Ha llegado la hora de intentar crear una nueva situación», apuntan.

El objetivo de esta fase es, por tanto, conseguir ese cambio político que, según señalan, «se base en el reconocimiento nacional de Euskal Herria y en la aceptación del derecho de autodeterminación». La izquierda abertzale entiende que hay condiciones para ello, visto el agotamiento del marco, que otros agentes abertzales comparten esta tesis y que la mayoría de la sociedad apuesta por la solución del conflicto en términos democráticos. El cambio deberá tener un claro componente de construcción nacional y se constata, además, que «quedaría cojo sin cambio social». Por eso, se mantiene que es preciso no sólo hacer frente a los estados, sino también «a las injusticias que impone el modelo neoliberal». La lucha de izquierdas debe marcar la orientación del cambio y, en esa materia, «el trabajo que ha de realizar el sindicalismo es fundamental».

«Decisión unilateral»

Para llevar a cabo ese cambio que dé lugar a una nueva situación, las bases independentistas afirman que su «instrumento básico es el proceso democrático». Y subrayan a renglón seguido que «ponerlo en marcha es una decisión unilateral de la izquierda abertzale».

El que sea una decisión unilateral no significa que pretendan hacerlo solos. Según apuntan, «para su desarrollo habrá que buscar acuerdos bilaterales y multilaterales: con los agentes vascos, con la comunidad internacional y, para poder superar el conflicto, con los estados».

El proceso democrático queda marcado como «la apuesta estratégica de la izquierda abertzale para llevar a cabo el cambio político y social». Y, además, se asegura que es «imprescindible» entenderlo «de forma dinámica y gradual». En ese camino, según el análisis hecho, se entiende que «el desarrollo del proceso creará nuevas condiciones en la transición hasta el marco democrático».

Vía eficaz a la liberación

La información que obra en poder de este diario es muy insistente en remarcar el carácter unilateral de los pasos que da y debe seguir dando la izquierda abertzale. «El hacer la apuesta es nuestra decisión. Decisión que es consecuencia de nuestra voluntad, sin depender de la voluntad de ningún otro agente ni de nada que puedan ofrecer a cambio el Estado u otros».

Las bases del independentismo señalan que dan el paso porque creen que es «el modo eficaz de avanzar en el proceso de liberación» y lo pone en las vías que le permitirán triunfar.

Lucha institucional y de masas

La base principal del proceso democrático -como ha quedado recogido ya con anterioridad- es la acumulación de fuerzas y la activación popular. Por ello, los modelos de lucha, la actividad y la práctica en general de la izquierda abertzale deben favorecer esas premisas.

En ese sentido, en las asambleas realizadas en estos meses han constatado que esa acumulación de fuerzas y la confrontación con los estados debe llevarse allí donde consideran que éstos «son más débiles», lo que se concreta en «llevar la confrontación al terreno político».

En base a eso se decide que «las bases fundamentales de la nueva estrategia serán la lucha de masas, la lucha institucional y la lucha ideológica», pretendiendo conseguir «el cambio de correlación de fuerzas» y buscando el apoyo internacional.

La izquierda abertzale asegura que en esta nueva estrategia «la mayor garantía será el respaldo popular y el movimiento popular se constituye en el mayor acicate».

Dado que el proceso democrático es definido como dinámico y gradual, también se entiende que la acumulación de fuerzas será creciente y permitirá ir diseñando nuevos objetivos intermedios e ir poniendo en marcha nuevas iniciativas en diversos terrenos como la obtención de libertades básicas e ir dando pasos hacia la liberación de los presos.

Negociación como herramienta

Entre estas conclusiones a las que se ha llegado en las distintas asambleas de pueblos y barrios se encuentra también la necesidad de «reconstruir el proceso negociador» y que esto se haga desde «los logros obtenidos en el último proceso» desarrollado entre 2005 y 2007, es decir, sobre lo andado en Loiola en noviembre de 2006 y lo avanzado después en Zurich en mayo de 2007.

Además, las bases del independentismo se reafirman en la declaración y metodología hecha pública en el Velódromo de Anoeta el 14 de noviembre del año 2004.

La izquierda abertzale señala que «la negociación es una herramienta que debe sostenerse en el tiempo, no un objetivo en sí mismo. Es un instrumento para darle definición y pulso al cambio político; un medio para dar saltos cualitativos en pos del proceso de liberación».

En los debates se ha hablado también sobre el objetivo que debe tener esa negociación y se fija el de «dar reconocimiento y valor jurídico a los logros de la lucha popular».

En función de todo ello, la izquierda abertzale concluye que es preciso «articular un espacio político, social y sindical amplio que haga suyas las bases y contenidos para el diálogo, la negociación y el acuerdo político».

Ahora es el momento

Las bases de la izquierda abertzale consideran que deben entender el tiempo en términos políticos. «El momento de realizar la apuesta lo determinan las condiciones -señalan-. El desarrollo de la apuesta estratégica acordada creará nuevas condiciones, de la misma manera que el proceso de debate ha generado nuevas condiciones».

Esto significa que hay que aprovechar las oportunidades en cada momento y la izquierda abertzale entiende que «hoy en día hay condiciones para llevar a cabo la apuesta que hemos planteado».

Además de otros análisis estructurales, la izquierda abertzale sostiene que entre estas condiciones se encuentra la evidencia de que en el conjunto del movimiento independentista hay una expectación por una posible suma de fuerzas.

A su entender, tanto la manifestación por la libertad de los dirigentes detenidos en octubre como la de respuesta a la redada contra la juventud y la de reivindicación de los derechos de los presos «han demostrado que hay fuerza social y que la sociedad ve con buenos ojos el crear espacios para el trabajo en común de los independentistas». Por eso, en opinión de la izquierda abertzale, «es importantísimo estabilizar esta vía política y situarla en parámetros de ofensiva política».

Además, ven «digno de mención el desarrollo que ha tenido la posición política de varios de los agentes que se sitúan en la órbita del espacio soberanista, ya que no podemos olvidar que hasta hace poco realizaban una defensa del Estatuto y que hoy en día sitúan el cambio político en unos términos concretos».

A su entender, «todo el espacio soberanista está esperando una oferta, habiendo posibilidades y necesidad de situar dicha oferta en términos de confrontación con el Estado. Tenemos que ir abriendo frentes al Estado y espacios para el trabajo en común sector a sector».

RESOLUCIóN FINAL

Del debate de las conclusiones preliminares que ya está a punto de concluir y tras el análisis cuantitativo y cualitativo de las asambleas de pueblos y barrios, saldrá una resolución final que se hará pública en las próximas semanas.

«La Unidad Popular necesitará de medios legales»

Otra de las conclusiones preliminares debatidas mantiene que la Unidad Popular tiene que readecuar su modelo organizativo para hace frente a la apuesta política y al trabajo que conllevará. Y «para que pueda desarrollar su actividad de forma normalizada la Unidad Popular necesitará de medios legales».I. I.

«A la base se le pide más trabajo y lucha»

La apuesta por la vía política y la activación de la ciudadanía exige también un mayor compromiso de la base social de la izquierda abertzale, que en algunos casos pudiera haber delegado en otros ámbitos. Por eso, a la hora de los balances, lo que se subraya y se coloca en primer plano es que «frente a la opinión errónea que algunos puedan extraer desde fuera, lo que se le pide a nuestra militancia y base social es más trabajo y lucha».

La izquierda abertzale entiende que «el debate en sí mismo ha sido una demostración de fuerza. Se han realizado asambleas en 274 pueblos y barrios, y 7.600 personas han participado de forma directa, tomando parte en asambleas o manteniendo una relación directa con la estructura. Se han recabado miles de opiniones y aportaciones».

Además, se señala que en el debate han participado «muchas personas que hacía tiempo que no asistían a nuestras reuniones». Y ahí se hace autocrítica al apuntar que «para la activación de la base social no sólo hay que pedir compromisos, sino que hay que ofrecer algo más». Se reconoce que «se ha notado la necesidad que había de un debate claro y estructurado, un debate que seguramente no se ha producido desde el inicio de las ilegalizaciones» ni tampoco «desde el último proceso negociador». «La gente -se recoge- pide participar, pero a cambio de esa participación exige unos mínimos. Más allá de las consignas que todos y todas aceptamos a nivel teórico, se pedía una aclaración estratégica y, en consecuencia, la base social ha agradecido este debate».

Sobre la profundidad del debate se recoge con sinceridad que se ha hablado también sobre la propia situación interna de la izquierda abertzale con las ilegalizaciones y la represión. En lo referido al proceso democrático, se han recabado aportaciones en las que se ve que la apuesta está llena de oportunidades, pero que también tiene riesgos, como «cuál será la actitud del Estado, el nivel de compromiso de los compañeros de viaje o las contradicciones que puedan surgir». Además, según se señala, «en algunas ocasiones se han dado debates muy interesantes acerca de los métodos de lucha».

La izquierda abertzale valora muy positivamente que mucha gente ajena a ella haya leído el documento (se registraron 300.000 descargas en internet). Pero recoge también la incidencia que han tenido algunas intoxicaciones, que han llevado a que «algunas asambleas se han visto condicionadas por rumores sin fundamento. Frente a esto -concluye- hemos de decir que toda la izquierda abertzale está en la apuesta y que, en consecuencia, el único documento que se ha debatido ha sido `Clarificando la fase política y la estrategia'». I. I.

«A otros agentes políticos parece que se les ha quebrado el guión que usaban»

Las conclusiones que se están trasladando a las asambleas y que se están ultimando en ellas coinciden en el tiempo con el análisis de los comportamientos que otros agentes políticos han mostrado desde que se hizo pública la existencia de este debate en la izquierda abertzale. El conjunto de la izquierda abertzale está constatando que a estos agentes «se les ha quebrado el guión que utilizaban (es el momento de la victoria policial, si endurecemos las condiciones caerán...)» y, aunque ello no tiene todavía una constatación práctica, sí se observa en las declaraciones. También llama la atención el hecho de que las contradicciones de la estrategia estatal hayan salido a la luz, aunque la militancia de la izquierda abertzale esté pagando un precio por ello.

La izquierda abertzale sí parece constatar un cambio de actitud evidente en el PSOE desde que dio inicio al proceso de debate entre su militancia y su base social, aunque siga repitiendo la cantinela del «no es suficiente». En este sentido, a pesar de que el partido de José Luis Rodríguez Zapatero haya introducido «matices en su discurso», es obvio que hay muchos elementos que indican que la actitud del Estado no ha variado ni parece que vaya a hacerlo a corto plazo. Así lo percibe la izquierda abertzale, que sigue constatando que «la lucha que se desarrolla en Euskal Herria es una cuestión de Estado».

El proceso de debate ha reflexionado y discutido sobre muchas cuestiones y agentes. En cuanto al PNV, por ejemplo, la percepción es que sigue atrapado en contradicciones internas agudizadas por la pérdida de cotas de poder. Una de esas contradicciones alcanzaría a sus propias fuerzas, entre una dirección que busca recuperar ese poder pero sin hacer cambios estructurales, y una base enfadada porque considera que hay que dar pasos para que cambie la situación.

La izquierda abertzale ve al PNV con evidentes problemas para resituarse estratégicamente. Es reseñable que, en un intento por restar valor a la iniciativa de la izquierda abertzale, Iñigo Urkullu niega lo que incluso el PSOE acepta. Las consecuencias de esto pueden ir, sin embargo, en su contra. El problema de liderazgo se mantiene y el problema interno continúa, aunque de cara al público haya conseguido un equilibrio. La militancia de la izquierda abertzale percibe claramente que la estrategia jeltzale se basa en lo institucional y que eso le lleva a «legitimar la actual situación», pero creándole «costes a nivel social».

La izquierda abertzale no olvida las intoxicaciones aireadas en estos meses, utilizando incluso a «personas encarceladas», en lo que interpreta como un intento de que el debate finalice en ruptura. El conjunto de su militancia considera, en este sentido, que «la actitud de los medios controlados por PNV y PSOE ha demostrado el miedo que ambos partidos tienen al trabajo que puede realizar la izquierda abertzale, y han querido cortar el proceso de raíz, anteponiendo como siempre sus intereses partidistas». I. I.

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