OLAIZOLA II-MENDI. II 22

GONZALEZ-LASKURAIN 9

A pesar de que restan aún cuatro jornadas para la conclusión de esta primera fase, había ya quien veía cómo el crédito de su tarjeta se iba reduciendo poco a poco. En esa tesitura, de leve pero inquietante necesidad, se acercaban al Labrit Aimar Olaizola y Oier Mendizabal, que con un bagaje de dos partidos perdidos y uno ganado veían cómo una nueva derrota podía retirar casi definitivamente su candidatura a estar en semifinales.

Sin embargo, cuando las urgencias apremian, aparecen los de siempre. Los que no se achantan ante las adevrsidades suelen tener un hueco guardado en el Olimpo de los mejores. Pero esa condición de grande hay que ratificarla de vez en cuando. Y ayer fue el turno de Aimar Olaizola. El goizuetarra volvió a luchar estoicamente por mantener el inigualable estatus que le ha llevado a ser considerado como un cabeza de serie en todos los choques que disputa a lo largo del año, y con un partidazo en todas las facetas del juego se merendó a Gonzalez y Laskurain, logrando un segundo punto que les otorga algo de oxigeno en cuanto a su situación clasificatoria.

Aimar Olaizola no quería saber nada de sorpresas, ni de imprevistos. Pronto tomó las riendas del partido, y ¡de qué manera! Desbocado en cuanto a ganas, imperioso en lo que al acierto respecta, y con la confianza supurando por todos los poros, un inicio apabullante salido de sus manos marcó la primera brecha del partido; 7-0.

Gonzalez y Laskurain no tardaron en diagnosticar el problema al que se enfrentaban. Mendizabal se convirtió, entonces, en el objetivo primordial de los jugadores de Aspe. Poco a poco lograron pasar por encima al enchufado Olaizola, y volcaron, sin ningún complejo, todo el juego sobre el zaguero de Añorga. Pero el guipuzcoano también mostró un alto nivel.

Aunque con menos brío, Aimar seguía imponiendo los tempos del partido. Las diferencias iban aumentando paulatinamente, y del 7-0, se pasó a un insultante 14-5. Los intentos de evitar a Olaizola II quedaban ahora en agua de borrajas, y el de Goizueta siguió a su antojo; lo mismo entraba de aire en el 5 como soltaba una precisa dejada más adelante.

Sebastien Gonzalez firmó su particular «partidus horribilis». Indeciso e impreciso en ataque, anduvo algo lento en las embestidas de Olaizola. Trató de finalizar alguna jugada, aunque el resultado en ningún caso resultó ser el deseado. Laskurain también intentaba aplomar más el peso sobre Mendizabal, pero el añorgarra contestó impasible todos los ataques. Así, con una sensación de no poder haberlo hecho mejor, los colorados sumaron su segundo, y tranquilizador, triunfo del Parejas 2010.

«Bastante mejor que hasta hoy»

Olaizola se mostró realmente contento con lo logrado en el Labrit, aunque «no tanto por el triunfo, que es cierto que lo necesitábamos, sino por haber demostrado que podíamos hacerlo bastante mejor que lo que hemos hecho hasta ahora».