ACTO EN EL PALACIO EUSKALDUNA
Adierazi EH reivindica ante el mundo los derechos civiles y políticos
Adierazi EH, Eskubide zibil eta politikoen Ekimen Herritarra, se presentó ayer a la tarde en el auditorio del Palacio Euskalduna de Bilbo como lugar de encuentro de personas de diversas procedencias y creencias para reclamar el inmediato restablecimiento de la democracia y exigir el respeto de los derechos civiles y políticos cercenados durante años.
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
El auditorio del Palacio Euskalduna sirvió ayer de escenario para la presentación a la sociedad vasca, pero también a los estados español y francés, a Europa y al mundo, de una declaración solemne de principios en defensa de los derechos civiles y políticos. Lo dijo bien claro la profesora de la UPV-EHU Yolanda Jubeto, delante de las decenas de personas que impulsan Adierazi EH reunidas en Bilbo: «La generación del espacio de participación democrática en Euskal Herria es inaplazable, ineludible e inexcusable».
Pero no se quedó ahí su declaración. Jubeto subrayó que «el restablecimiento de un sistema de libertades, absolutamente inapreciable hoy en día, y la restitución del ejercicio de los derechos civiles y políticos más elementales es una prioridad que reivindicamos con absoluta determinación».
Fueron algunas de las reflexiones que escucharon las personas que abarrotaron el auditorio principal del Euskalduna tras ser testigos de la puesta en escena de un cuidado montaje teatral de Kukubiltxo, combinado con música de Katamalo, juegos de luces e imágenes que repasó los avatares de vascos y vascas desde el trágico bombardeo de Gernika en 1937 hasta la ilegalización hoy en día de las ideas y la persecución de cualquier voz disidente con el marco político y social establecido por quienes niegan los derechos básicos a Euskal Herria.
En una tarde desapacible, como los duros tiempos que le ha tocado vivir a un sector importante de este país, el Euskalduna sirvió ayer de cobijo a quienes se rebelan con el actual estado de las cosas. Allí se dieron cita personas de toda procedencia, desde el ámbito de la política al sindical, sin olvidar al mundo de la cultura, el deporte, la universidad y del rico movimiento popular nacido del seno de la sociedad vasca. No faltó tampoco GARA, en la persona de su director, Josu Juaristi.
A caras habituales en otras citas como políticos de la izquierda abertzale, Aralar, Eusko Alkartasuna y Alternatiba, se sumaron representantes de LAB, STEE, EHNE e Hiru, así como procesados en los diferentes sumarios abiertos en la Audiencia Nacional española por trabajar en política, denunciar vulneraciones de derechos, dirigir medios de comunicación o formar parte de la primera institución nacional de Euskal Herria.
Al finalizar el montaje, decenas de personas que conforman la iniciativa Adierazi EH tomaron el escenario del Euskalduna. Amaia Esnal, una de las militantes de la izquierda independentista detenida en octubre, y la profesora universitaria Yolanda Jubeto se encargaron de explicar que el acto de ayer no era uno más. Aclararon, además, que en sus respectivos ámbitos de actuación, algunas de las personas allí reunidas han mantenido divergencias, «en algunos casos de calado», y por tanto no les une «una visión monolítica de la realidad. Sí, en cambio, -apostilló Jubeto- constatamos que nuestras ideas merecen ser expresadas, que nuestra actividad pública es necesaria o, al menos, en ningún caso puede ser ilegítimamente recortada».
La imposición de la censura, en opinión de la dinámica presentada en la capital vizcaina, ha servido para «invisibilizar y sacar de la plaza pública, de la discusión abierta, aspiraciones compartidas por amplios sectores de la sociedad. Ha prohibido reivindicaciones, actos, movilizaciones ciudadanas impulsadas por mayorías sociales, políticas, sindicales. Ha impedido -añadieron- la circulación libre de las ideas y de los proyectos políticos. Ha afectado y falseado la configuración de las actuales instituciones. Ha tenido, en suma, un severo impacto en la pluralidad política y social y en la participación democrática, lo cual condiciona el presente y el futuro de nuestro pueblo».
De tal calibre es la conculcación denunciada, subrayaron, que no existe en Europa una situación similar que condicione el futuro de un país. Pero no todo es negativo para los hombres y las mujeres que impulsan la declaración del Euskalduna; también se ha respondido a los embates represivos con movilizaciones multitudinarias que han mostrado la importancia del trabajo en común, y Adierazi EH pretende ser la plasmación de esa filosofía de colaboración.
Respuestas multitudinarias
«Desbordamos Donostia en solidaridad con dirigentes de la izquierda abertzale, detenidos bajo acusaciones estrafalarias. Llenamos las avenidas de Bilbo por los jóvenes independentistas a quienes se sometió a malos tratos y cárcel por sus aspiraciones. Poco más tarde lo hicimos con los compañeros de Egunkaria injustamente sometidos a un proceso de infamia en la Audiencia Nacional. Recientemente tuvimos que reaccionar conjuntamente para evitar que se borre de un plumazo la reclamación de respeto a los derechos de los presos y presas vascas», relataron ante las 2.000 personas que llenaban el auditorio, escenario de puestas en escena importantes en la reciente historia de Euskal Herria.
El acto de ayer, aclaró Esnal, no es la respuesta frente a una acción concreta de los estados, sino una reacción meditada frente a la sucesión de ataques y la necesidad de unirse, confluir, para articular una herramienta colectiva de respuesta «de modo positivo y colectivo».
«Un esfuerzo colectivo en defensa para crear, impulsar y asegurar una nueva situación en la que las ideas y opiniones latentes en este pueblo vuelvan libres a la plaza pública», resaltó. A renglón seguido, la militante independentista que ejerció de portavoz de la dinámica plural anunció que, amparándose por declaraciones de organismos internacionales de reconocido prestigio, reclaman a los estados español y francés, a Europa y al mundo «el ejercicio efectivo de derechos como el de opinión, expresión, asociación, manifestación, sufragio activo y pasivo, acceso a la justicia, intimidad y privacidad, y el de reparación y restitución democrática».
En la declaración no se obvió el sufrimiento creado por la persecución de ideas, materializado en largas penas de prisión. A los familiares de los que están encarcelados les mandaron un fuerte abrazo.
Los portavoces de Adierazi Euskal Herria anunciaron que su iniciativa no se quedará en la declaración solemne de ayer en el Palacio Euskalduna y que sus objetivos se extenderán a pueblos y ciudades del país.
Somos muchos y muchas las que, en este país, observamos con preocupación la vulneración de derechos civiles y políticos que se ha ido afianzando durante la última década. El Estado español, y a otro nivel el francés, dirige sus baterías legislativas, ejecutivas, judiciales… hacia un punto en el cual el mero ejercicio público y transparente de la actividad social y política se convierte en delito. Esta estrategia condiciona el presente y el futuro de Euskal Herria.
Así las cosas, creemos que es momento de enfrentarnos a hechos sin parangón en Europa. Y es por eso que debemos poner en marcha instrumentos que, como pueblo, nos permitan revertir la situación, restituir el respeto y la garantía de los derechos civiles y políticos, restablecer la democracia. Una iniciativa en defensa de la expresión libre de personas y colectivos. Un esfuerzo colectivo para crear, impulsar y asegurar una nueva situación en la que las ideas y opiniones latentes en este pueblo vuelvan libres a la plaza pública. Por eso, amparados por declaraciones de organismos internacionales de reconocido prestigio, reclamamos el ejercicio efectivo de los siguientes derechos ineludibles:
Libertad de opinión. Los estados están empleando todas las medidas a su alcance para, más allá de quitar la palabra, incluso desterrar el pensamiento disidente en Euskal Herria. Se impone así un verdadero estado de excepción que censura reclamaciones legítimas y afecta de manera irremediable a la libertad de pensamiento.
Libertad de expresión El cierre de medios de comunicación, la limitación de la libre participación en ruedas de prensa, conferencias, actos públicos, la criminalización, en definitiva, de la expresión de ciertas ideas, incluso sentimientos, impide la participación popular en la vida política. Esto certifica la defunción de un estado que tal vez alguna vez se quiso considerar de derecho.
Libertad de asociación. La ilegalización de organismos populares, el encarcelamiento de ciudadanos y ciudadanas que participan en ellos y la prohibición de sus actividades es muestra del autoritarismo y del monopolio que el estado quiere hacer del derecho a organizarse.
Libertad de manifestación. La continua restricción en la convocatoria de manifestaciones pacificas y la violencia con que se ejecuta esta prohibición, con muestras cada vez más vergonzosas de brutalidad policial, nos revela la verdadera faz de sus responsables y sus gestores políticos.
Derecho a la intimidad y privacidad. La proliferación de tecnologías de vigilancia y de control social, el espionaje a organismos políticos, el almacenamiento y utilización de datos personales en ficheros secretos… medidas justificadas en el todopoderoso concepto de ‘‘seguridad’’, conllevan una agresión a la esfera privada de la persona, siendo esto el ingrediente más definidor de un estado policial.
Derecho de acceso a la justicia. La criminalización de la actividad pública y la extensión exacerbada del término ‘‘terrorismo” se ha propagado, como una metástasis, a toda la administración de justicia. La arbitrariedad y la politización han arraigado definitivamente en el poder judicial. La posibilidad de encontrar justicia para quienes sufren el atropello, en muchas ocasiones generado por la propia administración de justicia, es inexistente.
Derecho de sufragio activo. El derecho a votar en las elecciones está bajo sumario, restándosele a toda la ciudadanía el derecho de optar por ciertas expresiones políticas, impedidas como están para desarrollar el papel que en una verdadera democracia se presupone a los partidos políticos. El diálogo político aparece definitivamente criminalizado.
Derecho de sufragio pasivo Miles de personas son impedidas de ejercer su derecho a presentarse en candidaturas electorales, empleándose contra ellos términos como “contaminados”, “infiltrados”, “parasitados”, “listas blancas y negras”, que trasluce una forma de pensar y actuar por parte del estado absolutamente discriminatoria. El término apartheid contra sectores de ciudadanía en continua expansión cobra todo su significado.
Derecho a una reparación y restitución democrática. La involución en los derechos civiles y políticos nos obliga a exigir la reparación y superación de la actual situación sin demora y sin excusas. La regeneración del espacio de participación democrática en Euskal Herria es inaplazable, ineludible e inexcusable. El restablecimiento de un sistema de libertades, absolutamente inapreciable hoy en día y la restitución del ejercicio de los derechos civiles y políticos más elementales es una prioridad que reivindicamos con absoluta determinación.
ADIERAZI-EH
30 de Enero de 2010