China suspendió ayer sus intercambios militares con EEUU para protestar frente a una nueva venta de armas estadounidenses a Taiwán, una cuestión considerada como especialmente sensible y que ha tensado unas relaciones que ya se complicaron con la cuestión de Google.

Beijing reclamó a Washington que anulase el nuevo contrato mediante una protesta urgente dirigida al embajador de EEUU, Jon Huntsman, por parte del viceministro chino de Exteriores, He Yafei, explicaron a France Presse responsables chinos.

La confirmación de este contrato «perjudicaría inevitablemente las relaciones entre China y EEUU, provocando consecuencias que ninguna de las dos partes quiere», destacó He.

El contrato constituye «una grosera injerencia en los asuntos interiores chinos y pone en grave peligro la seguridad nacional de China y perjudica la reunificación pacífica de China», añadió He. Beijing considera que Taiwán es una provincia china.

En un comunicado, el Ministerio chino de Exteriores anunció también la suspensión de las conversaciones a alto nivel sobre seguridad y la puesta en marcha de «sanciones apropiadas hacia las compañías estadounidenses implicadas en la venta de armas a Taiwán».

«La cooperación entre China y EEUU en los principales problemas internacionales y regionales también se verá inevitablemente afectada», subraya asimismo el Ministerio.

Gran malestar en Beijing

Citado por la agencia Xinhua, el portavoz del Ministerio chino de Defensa, Huang Xueping, destacó que las medidas adoptadas «reflejan el severo perjuicio» que causa a Beijing la venta de armas, que «va en contra de los principios del comunicado común publicado durante la visita del presidente estadounidense Barack Obama a China en noviembre».

Este ministerio convocó ayer al adjunto militar estadounidense para notificarle que las relaciones militares con Wa-shington habían sido suspendidas, según Xinhua.

El Pentágono informó el viernes de la venta a Taiwán de 114 misiles Patriot (2.810 millones de dólares, 2.016 millones de euros), de 60 helicópteros Black Hawk (3.100 millones de dólares,2.224 millones de euros), de equipos de comunicación para los cazas F-16 taiwaneses y de buques cazaminas submarinas, por un valor total de 6.400 millones de dólares [4.592 millones de euros].

«La decisión de vender armas a Taiwán contribuye a mantener la seguridad y la estabilidad entre las dos orillas del estrecho de Formosa», declaró, por su parte, ayer a France Presse una portavoz de la diplomacia estadounidense, Laura Tischler.

El suministro de armas a Taiwán por parte de EEUU provoca regularmente la cólera de China. Taiwán responde que 1.500 misiles chinos están apuntando hacia su territorio y que el reforzamiento del arsenal chino no se detiene.

Beijing interrumpió sus relaciones militares con EEUU durante más de un año después de la anterior venta de armas estadounidenses a Taiwán en octubre de 2008.

EEUU reconoció la República Popular China en 1979, al mismo tiempo que suspendió el reconocimiento a Taiwán, pero una ley votada por el Congreso estadounidense entonces autorizaba a Washington la venta de armas defensivas a Taipei.

A pesar de que se ha producido un avance en las relaciones entre China y Taiwán, los comunistas chinos, que expulsaron al Gobierno del Kuomintang hacia Taiwán en 1949, consideran que esta isla sigue siendo parte de China y amenazan con intervenir militarmente si declara su independencia.

El presidente taiwanés, Ma Ying-jeou, que acaba de regresar de una visita oficial a Honduras, estimó que la venta de armas ayudará a su país a mejorar las relaciones con China, «ya que tendremos más seguridad y confianza».