Si te mandan una carta. Y no viene perfumada. Y si tu madre se espanta, que está la Guardia Civil», cantaban Kojon Prieto y los Huajolotes cuando los jóvenes vascos se declaraban insumisos al Ejército español. Y aunque ese tipo de comunicación epistolar no la hayamos conocido las generaciones posteriores, hay cédulas que continúan inundando demasiados buzones en este país.

Si alguno cuenta con algún familiar o amigo encarcelado, va por descontado que el sobre lo recibirá abierto, por eso de lo que entienden los españoles del «escrupuloso respeto a los derechos»; y al ritmo que vamos, en este pequeño hábitat el que esté en peligro de extinción será el que no reciba un sobre marrón de la Audiencia Nacional española por solidarizarse con los presos políticos vascos.

También los hay que reciben misivas sin remitente, aunque no sea preciso para saber quién las envía aunque llegue firmada por los GAL, como el membrete recibido por un joven de Urduña. Pero ese tipo de comunicaciones no son novedosas; lo que se lleva ahora son, como antes, las persecuciones y el acoso policial con paradas para algunos en páramos o bosques con mensajes que no requieren traducción al euskara.

Lo que ha enviado Odón Elorza a los donostiarras, más que una carta, ha sido un volante con órdenes precisas para afrontar la junta de ministros europeos. Aún no ha explicado por qué se ha triplicado la tasa de basuras, pero informa de que durante estos días habrá sólo tres horas para la recogida de esas basuras. Por motivos de seguridad. Con esto de los «brotes verdes» con los que el PSOE pretende vender el impulso a la economía, lo que uno se encuentra, en cambio, son brotes azules, verdes, rojos, negros... de todos los colores policiales habidos y por haber. Lo que no llegará a los buzones será nota alguna para pedir disculpas por el desaguisado impuesto.

Tampoco llegó notificación alguna cuando torturaron hasta la muerte a Joxe Arregi, salvo los indultos y la glorificación de los torturadores. Y tampoco llegará después de imputar a guardias civiles por torturar a Portu y Sarasola. Y siguen enviando su mensaje también con la Ertzaintza. El sábado, día contra la tortura en Euskal Herria, este país tiene ocasión de enviar a Madrid, Gasteiz e Iruñea su propio acuse de recibo.