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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Reescribir historias y crear fábulas

Hay historias que se reescriben a partir de una falacia y quedan así para la hemeroteca. Servidora, por ejemplo, está hasta el gorro de la fábula que se inventaron algunos en torno al ya fallecido cantautor Imanol Larzabal. Y el domingo en «El Mundo» volvían a la carga con la historia increíble.

En un extenso reportaje en relación a un homenaje del que se han descolgado todos los cantantes vascos por la inesperada aparición de la Fundación Víctimas del Terrorismo, insistían en que tuvo que dejar de conducir cuando se encontró el coche «con ruedas pinchadas y pintarrajeado de amenazas».

En tono un tanto exagerado, el autor del reportaje insistía en que Imanol «fue la voz que puso letra a Euskadi durante años» y que después de participar en un homenaje a Yoyes «en los ayuntamientos no le llamaban para actuar. Y la muerte, la que dejaba su aliento acre en el contestador de casa o en el capó del coche, no descansaba ni los domingos, cuando iba a comer a casa de la hermana». Y llegamos así al momento central de la cuestión: «En octubre, tras un concierto en la casa de cultura del barrio de Intxaurrondo, la muerte, que escribe mal y sin metáforas, conjugó dos frases en estilo directo: `Imanol, traidor, vas a morir' y `Arrepentidos, al paredón'. En 2000 decidió exiliarse en Alicante por el `clima irrespirable de Euskadi'»». Total que nadie vio la tal pintada y lo del exilio lo explica el autor más tarde con otro argumento diferente: «En 2000, en solidaridad con el exilio de Azurmendi, puso rumbo a Torrevieja, Alicante».

También fábula sobre otro hecho histórico que sucedió de forma diferente a lo que nos cuenta el fabulista de «El Mundo»: «Los de ETA volvieron a pedirle ayuda en 1985. Él accedió porque se trataba de sacar de la cárcel a Joseba Sarrionaindia, figura de las letras vascas. Tras un concierto en la prisión de Martutene, Sarrionaindía e Iñaki Pikabea se fueron con la música a otra parte escondidos en unos bafles. La operación la coordinó Mikel Albizu, Antza, entonces poetastro imberbe, luego número uno de ETA. Imanol estaba al corriente pero salió indemne judicialmente». No se entiende muy bien, ¿verdad? Pues todo el reportaje es de ese tenor.

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