Raimundo Fitero
Política
Repetimos: el general Franco les decía a sus ministros que hicieran como él y no se metieran en política. En la comparecencia del insigne genio de la radio y televisión, Alberto Surio, además de los gestos, arañazos, poses de los impostores que han estado gobernando ese complejo de propaganda durante décadas y que han censurado y echado de sus ondas hace muchos años a personas de pensamiento diferente al suyo y si quieren les doy la lista, se escucharon defensas esclarecedoras de la actual gestión. Lo dijo Iñaki Oyarzábal del PP con todo el fundamento histórico: «Es bueno una televisión menos politizada y que aporta una visión más amplia». Exactamente lo que se deduce de las palabras del fundador del franquismo que nos rodea. El apoliticismo como expresión máxima de las políticas totalitarias.
Por ese camino se van deslizando. Ya lo hace Tele 5: o catástrofe o inseguridad ciudadana a base de sucesos, crímenes y demás. Políticas demoledoras de descrédito de los conceptos democráticos. Y en el caso que nos ocupa se demuestra diariamente, la misión encomendada es arrasar con cualquier signo de identidad a costa de perder credibilidad, clientela y significado de ese gasto tan exuberante para tan poco. Por eso la gente siempre prefiere el original a la copia, y tiene más audiencia aquí TVE que ETB. Para estudiar.
Como es para reflexionar sobre una circunstancia acaecida el pasado miércoles, en la que un comentarista de fútbol de TVE, que retransmite los partidos de la Premier inglesa, pocas horas antes de uno de esos partidos apareciera entre el centenar de manifestantes que homenajeaban a los caídos de la División Azul, que cantaba el «Cara al sol» y otras marchas identificadoras de la dictadura. Un personaje conocido en el mundo del balompié, ultra practicante, a sueldo de la televisión pública española. Y aquí abrimos un interrogante sobre si debe o no seguir opinando de fútbol ¿Sabe de fútbol? Parece que sí. Libertad para todos, hasta para los que nos la negarán porque son fascistas. Surio lo entiende en parte; éstos sí, los otros no. Es que es tan demócrata de toda la vida como el falangista José Antonio Martín, Petón.