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Un hondo drama gay con una esmerada puesta en escena

«Un hombre soltero»

Tom Ford también marca tendencias fuera del mundo de la moda, señalando el camino a los diseñadores que sueñen con pasarse al cine. Su ópera prima es una preciosista adaptación de la novela homónima del inglés Christopher Isherwood, que obtuvo muy buenas críticas en su presentación en la Mostra de Venecia, a la que pudo asistir Jon Kortajarena con su madre.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Aunque al inglés Christopher Isherwood se le conoce por «Goodbye Berlin», la novela que, junto a otros relatos de su etapa alemana, sirvió de base para el musical «Cabaret», escribió sobre otras cosas que no fueron el ambiente decadente en el que surgió el nazismo. «A Single Man» fue su última novela y la publicó en 1964, cuando se hallaba instalado en la dorada California. El tema es la pérdida del ser amado, y en su caso se debió al abandono temporal por parte de quien acabó siendo su pareja hasta morir en 1986. Ese dolor lo traslada a la ficción haciendo que el amante muera en un accidente de tráfico, lo que lleva al protagonista a plantearse el suicidio.

En la película el tiempo presente se articula como un periodo decisivo, en el que el maduro profesor universitario encarnado por Colin Firth apura las últimas horas antes que quitarse la vida, tal como ha decidido tras conocer el fallecimiento de su pareja. A la vez que tiene una serie de encuentros que le hacen madurar su plan, la acción retrocede mentalmente al pasado y recuerda a su compañero sentimental, incorporado por Matthew Goode. El interés que siente su vecina por él no puede ayudarle, si bien la actriz Julianne Moore expresa con su acostumbrado tacto la fuerza del deseo atemperada por la amistad.

Tampoco es un consuelo la presencia ocasional del aspirante a actor al que presta su imagen Jon Kortajarena, porque mientras espera su oportunidad ha de ganarse la vida como chapero en los parkings de los centros comerciales o supermercados. En cambio, es el joven alumno al que presta su raro encanto Nicholas Hoult, al que todavía recordamos como el actor infantil de «Un niño grande», quien muestra al deprimido protagonista que el reflejo de la belleza no se extingue y se renueva constantemente en otros rostros, en otras personas.

Todos los momentos bellos

Leyendo las críticas tanto de Venecia como de otras partes donde ya se ha visto «A single Man», nadie parece poner peros a la película, que es reconocida como una brillante ópera prima a cargo de un artista renacentista con un sentido innato de la puesta en escena. Si acaso se le achaca precisamente esto, que se recrea demasiado estéticamente en cada plano, en cada toma, buscando la belleza de cada momento transcurrido. Tal vez haya sido un obstáculo para una mayor aceptación de la película, que se ha quedado fuera de la lucha por los premios anuales. Esta vez le tocaba al melodrama racial «Precious» llevarse la cota de respaldo oficial a un producto en teoría marginal, con lo que el reparto no ha alcanzado para «A Single man», un drama gay mejor realizado pero que no llega tanto al público en general.

Es conveniente hacer la matización, porque hablar de discriminación o de persecución podría ser demagógico, teniendo en cuenta que Ang Lee ya rompió las posibles homofobias existentes en Hollywood con «Brokeback Mountain».

El cosmopolitismo de Tom Ford

Entre los puntos positivos que presenta el mundo de la moda está el de su cosmopolitismo, que permite a un chico de Bilbo como Jon Kortajarena convertirse en la imagen del diseñador norteamericano Tom Ford, además de actor en su primer largometraje. Está claro que tras la cámara sigue esa constante y se rodea de un equipo internacional, en el que destaca el director de fotografía catalán Eduard Grau, quien ganó prestigio con la película experimental de Albert Serra «Honor de cavalleria», y que nos sorprende con un uso sofisticadamente retro del color, al recrear los californianos años 50 y 60 bajo el punto de vista subjetivo del personaje de Colin Firth.

El multiculturalismo queda todavía más patente si cabe en la banda sonora compuesta entre el polaco Abel Korzeniowski y el japonés Shigeru Umebayashi. No hay que olvidar que el segundo es responsable en gran medida del éxito obtenido fuera del mercado asiático por las películas de Wong Kar-Wai. Aquí compone un vals con el nombre de George, el protagonista, y que suena en dos versiones a cada cual más delicada y con su punto justo de exotismo. Los temas del polaco no le van a la zaga e inundan de dramatismo el cuidado desarrollo visual.

De todas las aportaciones ajenas al cine norteamericano, la más destacada es la inglesa, dada la procedencia del propio autor de la novela. Es por tanto Colin Firth quien asume la mayor responsabilidad a la hora de representar su tragedia interior sin desentonar con la elegancia ambiental, según una concepción cinematográfica bastante viscontiana. La secuencia de apertura en que el actor inglés besa a su compatriota Matthew Goode es un clarísimo ejemplo de ello. Se tumba en la nieve manchada de sangre junto al cuerpo atrapado bajo el coche accidentado, con lo que ese último beso cobra una exquisita dimensión crepuscular. El encargado de sustuir al fallecido es otro prometedor actor inglés, un Nicholas Hoult que rompe aquí definitivamente con su etapa de actor infantil, al mostrarse mucho más sensual y provocativo, casi como el equivalente masculino de Lolita.

Tom Ford sabe que el cine, al igual que la moda, no conoce fronteras. Las historias de amor son universales, tanto si las protagonizan parejas heterosexuales como homosexuales y, al final, el matiz lo ponen las distintas sensibilidades.

El debut en Hollywood del modelo Jon Kortajarena

Ya es uno de los modelos más cotizados del mundo, tras ser premiado por la revista «GQ» como el Mejor Modelo del 2009. El de Bilbo inicia ahora su carrera como actor, gracias a la confianza que ha depositado en él Tom Ford, el diseñador que ha querido seguir contando con su presencia al pasarse a la dirección cinematográfica. El resultado es más que satisfactorio, viendo la crucial escena en que Jon Kortajarena da réplica al estelar Colin Firth, sin desmerecer con respecto al gran actor inglés. Tom Ford asegura que la cámara le ama y que no es un chico guapo que se limita a posar, porque sabe transmitir los distintos estados de ánimo. Claro que su presencia no pasa desapercibida con su casi 1,90 de estatura y sus penetrantes ojos verdes. Dos factores que constituyen su encanto personal más aparente, el que le valió ser descubierto por Roberto Cavalli, y el que le ha hecho desfilar para los diseñadores y marcas más conocidos: Versace, Chanel, Jean-Paul Gaultier, Giorgio Armani, John Galliano, Dolce & Gabbana, John Richmond, Ermenegildo Zegna o Victorio & Lucchino. A sus 24 años, ha roto todos los tópicos sobre el chicarrón del norte tímido e inseguro en el arte de la seducción.

M.I.

Estreno

T.O.: «A single Man».

Dirección: Tom Ford.

Intérpretes: Colin Firth, Julianne Moore, Nicholas Hoult, Jon Kortajarena.

Fotografía: Eduard Grau.

Música: Abel Korzeniowski y Shigeru Umebayashi.

País: EE.UU., 2009.

Duración: 99 minutos.

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