Unos falsos radares sirven para denunciar las afecciones de la BI-623 en Izurtza
Los izquierda abertzale asumió ayer la colocación de unos falsos radares en la BI-623, a la altura de Izurtza, que tanta controversia han generado. Con ellos quiso denunciar la postura foral con respecto a esta carretera.
Agustín GOIKOETXEA |
A finales de enero, cuatro cajas -a las que algunos identificaron como radares; hasta Interior de Lakua llegó a considerarlos así, aunque luego se desdijo y amenaza con multas- han mantenido la atención de los conductores habituales de la carretera BI-623, la que une Durango con el puerto de Urkiola. Se trataba, tal y como lo reconocieron ayer sus promotores, una nueva iniciativa de la izquierda abertzale dentro de su campaña «Durangaldea maite dugulako».
Los independentistas explicaron que con la colocación de los falsos radares habían querido denunciar la postura de la Diputación vizcaina respecto a este vial que atraviesa Izurtza. Los responsables forales, critican, hacen «oídos sordos» a las reiteradas peticiones para dar una solución al problema que soportan los vecinos, que se quejan de la velocidad a la que transitan los vehículos, muchos de ellos camiones.
El propio Ayuntamiento en más de una ocasión ha exigido al Departamento foral de Obras Públicas medidas que refuercen la seguridad de la BI-623 en este peligroso tramo. La reivindicación principal sigue siendo que se dé el visto bueno a la construcción de una variante.
En la explicación de su acción, la izquierda abertzale recuerda que por esa carretera, que divide Izurtza en dos, circula una media de 8.500 vehículos al día, de los que un 17% son camiones, «y la mayoría no respeta los límites de velocidad». El argumento foral de la escasa densidad de Izurtza, con sus 260 habitantes, y la poca mortalidad en el vial no son, en opinión de los independentistas, más que escusas. «Nos preguntamos cuántos muertos son necesarios para que la Diputación reaccione», declararon ayer.
Es más, consideran primordial para el desarrollo futuro de Izurtza que la carretera BI-623 se aleje del centro de la localidad, pues, a su entender, lo hipoteca.
La colocación de las cajas con forma de radar en los arcenes y unos carteles pidiendo respeto a los vecinos y al límite de velocidad, según sus promotores, «ha demostrado que con actos sencillos, atrevidos e imaginativos como éste, se pueden dar soluciones a problemas de viales».
